LA LIBERTAD
DE LOS MILITARES
Pero
por supuesto, no tengan dudas de que éramos libres, muy libres, sobre todo en
el pensamiento, en el crecimiento, en las relaciones sociales, ¡éramos libres!
En
el IESA (Instituto de Estudios Superiores de Administración), en Venezuela,
aquella primera clase entre personas mayores que yo, se comenzaron a presentar
por instrucciones de la muy reputada profesora. La verdad es que rodeado entre Gerentes
para Latinoamérica y el Caribe, asesores Presidenciales etc., yo era un
Teniente de navío, pensaba que eso no tenía gracia alguna, pensaba y pensaba
hasta que llegó mi turno y me paré y tan solo dije mi nombre y que trabajaba en
una empresa que les vendía a todos sensaciones que compraban muy caro, porque
sin mi empresa Ustedes y las suyas no pueden funcionar bien.
La
Profesora me conminó a que aclarara y le
pedí pasar al pizarrón, para explicarles que la disuasión es igual a la intención
por la capacidad y mi empresa era la capacidad. Insistió la Profesora y yo seguía
explicando, confundiendo, a la vez ilustrando a esos preparados ciudadanos que
no entendían.
En
el receso se me acercaron para felicitarme, todos sin excepción y me dijeron
que jamás hubiesen pensado en primer lugar que yo era un oficial de la Armada y
que nunca habían visto a mi empresa desde ese ángulo tan útil.
Alguna
vez le llegué a decir a mi jefe, “este fin de semana que estoy libre de
servicio, voy a ir a Biloxi en Mississippi a jugar black Jack”
Con
frecuencia jugaba al golf en alguno de los treinta y cinco campos que teníamos,
si mi amigo, teníamos treinta y cinco campos de golf en la democracia.
Como
ya he escrito, estudié piano pero recién graduado me anoté en aquel curso de equitación.
Mis amigos artistas, escritores y poetas complementaban la rudeza de mi profesión,
mis amigos diplomáticos me ilustraron en mis tesis de grado en las
Universidades civiles y recuerdo con meridiana claridad al Embajador Demetrio
Boesner, quien me recibió en su casa con una botella de Swing para discutir mis
puntos de vista sobre el Caribe Oriental y él era una autoridad sobre la
materia.
Claro
que éramos libres, sobre todo en el pensamiento y en la cátedra académica.
En
mi amada Escuela Superior de Guerra Naval llegó a ir el Ministro de Cordiplan
(oficina central de planificación y coordinación de la Presidencia) a hablarnos
de la economía. A mí no me gustó al primer momento. Era un ex guerrillero
comunista, economista y periodista de profesión, pero su clase me impactó. Ese
era el tipo de personas que nos ilustraban, los protagonistas del momento, también
recuerdo a los Presidentes de cada partido político, al Canciller y demás
personeros de la vida política, social, tecnológica y militar, pero a lo que voy,
éramos tan libres, que con profesionales en semiótica, psicología y periodismo
llegamos a estudiar el impacto psicológico del golpista Hugo Chávez cuando
pidió en cámara que depusieran las armas, porque “POR AHORA, los objetivos no
fueron alcanzados”
Claro
que éramos libres de decir y actuar dentro de las leyes y reglamentos y lo
éramos tanto que se respetaba la individualidad en el pensar y actuar a favor
de la organización. Eso es lo que yo llamo libertad, no solo de cátedra, sino
una más importante: ¡libertad ciudadana!
Còmo me hubiera gustado haber estado en la facultad de la ESGN cuando te tocò hacer el Curso de Comando y Estado Mayor Naval, para haber aprendido de ti.
ReplyDeleteDefinitivamente éramos libres , manteniendonos en los límites del respeto y de las buenas maneras...Era la única condición, no era importante la elección de un nuevo presidente, no nos debíamos a el no a su partido, ese cambio nos imponía un reemplazo de foto en la linea de mando porque éramos una institución al servicio del Estado Venezolano y de sus ciudadanos nunca de una parcialidad política...Era impensable que algún cretino dijera patria, social democracia o democracia cristiana o muerte...No éramos perfectos pero éramos perfectibles....Siempre lo digo...Mi dilecto amigo... Caballero del mar!!!
ReplyDeleteDespués de leer este artículo, recuerdo mi pasantía por la ESGN y que teníamos la libertad de opinión para decir o preguntar lo que deseáramos. Muchas personas, sin haber conocido o pisado un recinto militar se convierten en jueces y verdugos de los militares y no me refiero a los de la mal llamada IV república sino a todos, incluyendo a los actuales. Esa reseña la tendré muy en cuenta porque la usaré para futuros comentarios. Felicitaciones colega.
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