COSQUILLAS EN LA IMAGINACIÓN

COSQUILLAS EN LA IMAGINACIÓN

            Lo he aprendido en el exilio, en el caldo de cultivo severo pero bendito, porque tienen todos sin excepción la posibilidad de hacerlo, quejarse, no tomar acción y esperar que la vida la tome por uno, no pensar, no crecer, ¿no imaginar?

            ¿Saben qué? Son opciones, son decisiones y recuerdo aquella materia que me encantaba ensenar en la Universidad: “Gerencia del cambio”

            Si estas parado en la plataforma sólida del trampolín de diez metros, te sientes seguro hasta que te aproximas al borde y se escucha la voz del tonto que te ordena que es tu turno. Ves a la piscina allá abajo pequeña y a tu mente llega la posibilidad de caer fuera de ella, o de caer mal, pegarte muy duro, perder el conocimiento, pero no, aun así te lanzas y pasan esos casi dos segundos en el aire, llenos de una terrible inseguridad. ¡Exactamente así es la vida!

            ¡Les aseguro que no le tengo miedo a nada y no es porque me he casado dos veces!, corrijo, si siento miedo y mucho, pero la valentía, le explicaba a un alumno en clase, es la capacidad de sobreponerse al miedo, ¡ah! pero la imaginación, allí está el verdadero poder, el poder de los grandes, es como dijera Pascal: “Nuestra imaginación nos agranda tanto el tiempo presente, que hacemos de la eternidad una nada, y de la nada una eternidad”, les cuento algo en secreto: para imaginar creo que debemos ser dispersos, distraídos, absortos, obnubilados sistemáticos, con frecuencia tengo que ir a las fiestas de mis amigos de la infancia en Weston en el Estado de Florida a unas cuarenta millas al Norte de donde vivo y la semana pasada me han prestado un disco compacto grabado por mi Padre, sobre una obra de él, pero narrada con su voz, tuve mucha suerte de tener un vehículo con piloto automático, porque me perdí en la narración que dura casi una hora, el nivel descriptivo era formidable, la inflexión de la voz subyugante, el contenido excepcional y de repente al terminar el audio, me di cuenta que estaba a tan solo una milla de distancia de la salida en la inmensa autopista, mientras mi mente estaba aún imaginando y no crean que esto me pasa a mi solamente, también a Usted, por aquello que llegó a escribir Salman Rushdie: “El lenguaje y la imaginación no pueden ser aprisionados”. No existen muros contenedores de la imaginación y el lenguaje, materia prima para describir lo imaginado es el instrumento por antonomasia más importante y allí estaba yo a setenta millas por horas imaginando desde el lenguaje de mi Padre.

            Es casi la media noche y vengo de caminar alrededor de la isla, el viento de la mar picaba por su fortaleza y la lluvia sutil mojaba sin querer bajando la temperatura, no había nadie, solo mi imaginación y yo y creo que debía este escrito a la magia y al poder de ella.

            Ahora pasadas cinco veces y media la decena en mi vida, imagino con la libertad de la mente, porque “más importante que la lógica es la imaginación” Alfred Hitchcock.