AROMATIZAR CON IDEOLOGÍAS
En
el bar, frente a mí, estaba el reputado y laureado poeta, José Manuel Couscó,
de humor sin igual, de inteligencia ionosférica y de casi noventa años que no
se le notan en lo absoluto. Cada vez que nos vemos nos abrazamos como si fuera
la última vez y no puedo dejar de preguntarle la circunstancia cuando conoció
en Venezuela al bardo cumanés Andrés Eloy Blanco, quien le dio el empujón y la bendición
para ser poeta por siempre, teniendo él apenas catorce años escasos.
Esa
tarde de la semana pasada me acompañaba mi amor, estaba impresionada de varias
cosas a saber: en primer lugar, que parecíamos menores de edad, si comparamos
la de mis amigos escritores y juglares con la mía, en segundo término, la
claridad del pensamiento y la profundidad de esos venerables intelectuales,
simpáticos y sencillos y en tercer lugar que los chistes no se terminaban. Si,
chistes con sabor a burla hacia el comunismo, chistes amables de otros
escritores y sus pocos desaciertos, chistes con respecto a la vida de aquellos
músicos inmortales que aromatizaban el ambiente con el volumen correcto de sus
añejas canciones.
Ahora
mismo leo a Robert Ringer en su obra encantadora titulada “Prepárese para
triunfar” donde dice que las ideas buenas jamás han venido de las masas, sino
de individuos y por ello podemos ver a diez idiotas, a cien idiotas, a mil
idiotas pero cuando llegan a diez mil idiotas, pues, pasan a ser un partido político
con doctrina y todo, no obstante, son necesarios para el funcionamiento de la
democracia.
El
poeta me pregunta: ¿y donde se conocieron? Y yo le dije que la busqué por mar
por mucho tiempo y fíjense que la conseguí en tierra, a lo que él, que tomaba
un whisky con soda, riposto: “Los versos que siempre aterran, nunca se deben
mojar, la buscabas en la mar y la encontraste en la tierra” y como es de
esperar hasta ahora me sigo riendo de la imaginación fértil y productiva de mi
admirado Couscó, que de paso, como nadie es perfecto, siendo cubano de la vieja
guardia y de la más fina estirpe, pues tiene amores con una muy elegante e
inteligente psicólogo venezolana, pero a lo que vamos:
Como
lo he escrito, le tengo pavor a los ideólogos, a los fanáticos, a todos
aquellos que no vean por encima de la obviedad y que ataquen con furia a la
otredad, que la consideren enemigos gratuitos por disentir y opinar en
contrario y ellos se han dado cuenta y por eso han logrado aromatizar sus ideologías
y si no me creen observen, cambien su vista hacia la Madre Patria, vean a
Nicaragua, Bolivia y huelan a Cuba o Venezuela.
Los
socialistas (comunistas) salen de sus países huyendo del hambre que sus ideologías
construyen, pero van esparciendo sus absurdas ideas, como si de un mal aroma,
fétido y desagradable se tratara, entre las personas de mal gusto.
¡Ciertamente
la andaba buscando en la mar, pero ella, mi amor, estaba en tierra!