EL PORTALÓN
DE LA CALUMNIA
¡Es
que o estás conmigo o sin nadie!, gritaba enfurecida, mientras él emprendía la
huida lejos de la loca descompuesta y violenta.
¡Te
hice brujería!
¡Si,
con el interior que dejaste en la casa!
Y
allí él pensó: ¿se avecina una tormenta o me atormenta la vecina?, pero ya está
instalada la duda, ya abrieron el portalón a la calumnia, ya permitió que se
alojara en su psiquis algo en lo que no cree, no practica, algo con lo que no
comulga, pero ¡ya está instalado! Y comienza el tonto a debatirse: ¿y si
funciona? Yo he escuchado que a fulano no se le paró más desde la brujería que
le hizo la negra Tomasa.
Estimados
lectores, por donde vamos hoy, es por la falta de solidez y por permitir que a
la vez otros nos ablanden. Es todo culpa nuestra, es todo falta de solidez
moral, de templanza, me encanta esa palabra y más aun lo que significa, ¡templanza!
Cuando
entendemos que somos seres espirituales guardados en este caparazón que se
deteriora a cada minuto, peor aún a cada whisky, a cada trasnocho, simplemente
no permitimos que se abra el portalón de la calumnia. Les confieso que antes me
disgustaba mucho, no solo cuando me calumniaban, sino cuando lo hacían con algún
familiar mío y al ser calumnia, por supuesto no posee pruebas, era yo quien lo permitía,
era yo quien quería escucharlas y peor aún hacerles caso como algo verdadero.
Un
buen día llegó a mi casa, para informarme que mi amigo Carlos era gay. Le
escuché con tranquilidad, le permití que se explayara en sus conclusiones sin
pruebas, le permití que demonizara el prestigio de Carlos, quien a la sazón si
era gay, cosa que no es un delito en el occidente del planeta, hasta que le
espeté una saeta al corazón: ¿y cuéntame que tal es Carlos en la cama? ¿Te
gustó? ¿Cómo porque te sientes cómodo viniendo a contármelo? ¿Crees que
realmente me interesa que Carlos y tú sean amantes?
El
tonto quiso que yo abriera el portalón de la calumnia y resulta que se lo tire
en la cara, se ofendió de una manera que casi nos fuimos a los puños y yo me divertí
mucho, porque no se ofendió porque haya sugerido en su cara que era homosexual
(insisto, tendencia sexual absolutamente aceptada y además lícita), él se
ofendió porque no le abrí el portalón.
Mis
queridos amigos y también lectores. Pueden estar seguros que el que me venga
con chismes lo trataré con amabilidad porque entiendo que el mensaje es otro,
ese mensaje está más allá de lo que se puede ver y por supuesto no solo haré un
alto en el malévolo comentario, normalmente larvario y rastrero, sino que
entenderé que el chismoso con frecuencia inaudita critica lo que el mismo en
secreto es.
La
vida es un espejo, lo que tu entorno es, se te parece, lo que es arriba es
abajo, el exterior se refleja en tu interior y viceversa y si el tal Carlos es
una loca perdida o un tipo serio, me tiene sin cuidado.
No
abran el portalón a la calumnia.
Excelente exhortación, el mundo sería, mucho mejor.
ReplyDeleteExcelente reflexión Bernardo, aseguráte que el suboficial que cumpla el servicio de jefe del portalón en tu caso, jefe de prevención, en el mío ...Sea culto en su trato, aseado en su traje, marcial en
ReplyDeletesu porte, respetuoso con el superior, atento con el inferior, severo en la disciplina, exacto en el deber e irreprochable en su
conducta....Para que no deje pasar indeseables!!
jajaja, los ingleses tienen un sabio dicho..."It takes one, to know one"
ReplyDeleteExcelente!!!!!!!!!!!!!!!
ReplyDeleteBZ
ReplyDeleteExcelente pero sobretodo lo que más me gustó es el post del sarcasmo y los inteligentes. Cuadra perfecto con tu reflexión y el caso sugerido.
ReplyDeleteBZ...le agregaria una igualdad....templanza=caràcter...
ReplyDeleteNos enseñan a escuchar, despues evaluar y opinar basandose en hechos, siempre le he cerrado las puertas a la calumnia, correo de las brujas radio pasillo...y el portalos de mi cerebro siempre tiene un guardia...saludos