AL MAESTRO CON CARINO
Navegando
en alguna parte al Sur de Curazao, diez de la noche y ya bajo cobertura
celular.
¿Francisco
Javier, imagino que ya te enteraste que apunté a la Fragata Holandesa con el
canon?
Si
claro y dime algo, ¿cumpliste con la directiva de encuentros fortuitos en la
mar? ¿Le informaste al menos tres veces que violaba la frontera marítima y
grabaste la conversación?
¡Si
por supuesto!
El
maestro: pues yo también le hubiese apuntado con mi canon y le hubiese
amenazado o ¿es que a ti te dieron ese buque para pasear por el Caribe?
Pero
Francisco, creo que quieren crucificarme.
El
maestro: entonces que mi cruz quede a la diestra tuya…..!y reímos!
¿Y
ya llegó la nota de protesta?
El
maestro: aun no, pero ya tengo escrita la respuesta que le daremos al Gobierno
arubiano sobre la violación del Comandante holandés, tranquilo, ya leí todo tu
informe, lo hiciste bien y aquí estamos para proteger tus decisiones.
Te
debo un whisky, maestro.
Le
conocí en las aulas de la Escuela de Post grado de la Armada siendo Teniente de
Fragata y desde allí nació una amistad basada en la admiración hacia su inmenso
conocimiento operativo aplicado a las leyes en el Derecho Internacional
Marítimo, Derecho Internacional Humanitario y el Derecho Operacional.
Fue
mi amigo de tragos y chanzas y siempre fungió como un ángel de la guarda para
nosotros los Comandantes.
Hombre
dado a las armas, tirador instintivo y de combate, certero en sus opiniones, comedido
y prudente, pero siempre afable y demasiado sereno para mi gusto.
El
Doctor Francisco Javier Nieves Croes a quien bien conocí, siempre protegió a
quienes arriesgábamos todo por el bien de la Institución y del país, un individuo
sin par y un verdadero oficial de la Armada de Venezuela.
En
la oportunidad en que estudiaba en la Escuela Superior de Guerra Naval, le
consulté sobre mi tesis y su siempre acertada opinión me hizo cambiarla del
Golfo de Venezuela al Golfo de Paria y las implicaciones de la historia de los
incidentes marítimos con Trinidad y Tobago. Celebró la vida, celebró nuestra
vida y amó como el que más a la Marina de Guerra.
Falleció
ayer y con él se pierde un bastón, una importante muleta, para caminar en la dificultad
de ser Comandante en la mar.
Desde
su entrada a la Armada el primero de Enero de 1992, todos nos sentíamos más
seguros y su influencia fue tal que aquel informe, llamado apropiadamente “El
informe Nieves Croes” evitó que el Gobierno de Chávez y su inmensa ignorancia,
cedieran el Golfo de Venezuela, con la pasmosa improvisación que le
caracterizó.
Al
maestro con cariño, dedico mi reconocimiento, mi admiración y el agradecimiento
de saberme siempre apoyado por esa palabra sabia, Francisco Javier, que Dios le
dé la luz a tu alma buena.