AMORES
INCONCLUSOS
Siempre
quedan cosas pendientes, las oportunidades se presentan como en la vida, las
tomas o las dejas, las tienes o te haces
el loco, pero leyendo a Schopenhauer, quien ha sido acusado de misógino, de
pervertido y me pregunto: ¿a mí que me importa?
En
su libro la “Metafísica del amor” nos ilustra lo que creo que con maestría no
interesa. Hay amores inconclusos, en lo personal tengo algunos que todavía esperan
y esto lo digo con toda humildad, ¡todos los tenemos!
Dame
tiempo dice ella y con gusto lo cedemos, tómate todo el que quieras que tengo
algunas tareas por cumplir, pensamos. Nunca pidan tiempo, jamás lo hagan por
que probablemente le podrán ceder más del que necesitan, si es que acaso lo
necesitan, porque las evidencias denuncian que quien pide tiempo es para
arreglar lo poco que esperan del futuro y por no estar contento con lo que
tienen. ¡Nadie está contento con lo que tiene!, duro esto ¿verdad?
La infidelidad sigue siendo una
zona prohibida, minada, explosiva y terriblemente criticada, pero según la
encuesta de “Pew research Center”, hecha en cuarenta países, este
comportamiento produjo rechazo más que cualquier otro, pero la sexóloga Esther
Perel está tratando de despojar este común comportamiento de su ropaje moral.
En su libro “Mating in captivity” y los retos para mantener viva la relación, las
tentaciones de la infidelidad siguen siendo un tema espinoso.
Se
los explico mejor: personas y amigos hay que quieren a su esposa. Damas y
amigas hay que quieren a sus esposos, pero, el pero, terrible y ponzoñoso, es
que todos deseamos la aventura del flirteo de sabernos deseados, de querer
aumentar la autoestima o como lo escribí en uno de mis libros, de abordar y
volver a vivir la aventura del lenguaje óntico.
Tengo
un amigo con un interesante record de media docena de matrimonios que dice públicamente
que cree en el amor y que en cada una de sus locuras él legaliza sus
concubinatos y por favor no cierren las puertas de sus mentes, porque
probablemente mi amigo tenga parte de la razón.
Schopenhauer
y su época, con todo respeto y humildad, deben ser revisados, porque asegura lo
siguiente: “De aquí resulta que la fidelidad en el matrimonio es artificial
para el hombre y natural para la mujer” y resulta que en el siglo XXI no es así,
porque esta rémora social la cargamos ambos sexos en 50 y 50 por ciento.
Interesantes
los planteamientos de Arthur, dignos de ser tomados en cuenta, pero tan solo
como referencia, porque se es infiel cuando se rompen los pactos
preestablecidos, cuando ya se aborrece el compromiso y cuando el tedio ataca
ferozmente, de manera que no vivan relaciones que sufran, vivan relaciones que
disfruten y si acaso María aparece en sus vidas tratando de cerrar los ciclos y
amores inconclusos, ciérrenlos sin hacer daño, sin maltratar y sin ofender, porque
el amor no merece espera, porque la espera diluye y porque la química mixtura
se derrumba hacia el fondo del recipiente.
Luchemos
contra el monstruo que todo lo corroe, como lo dijera Honorato de Balzac, a
menos que seamos nosotros mismos los monstruos.
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