LA SUBLIME INTELIGENCIA DE GIORDANI

LA SUBLIME INTELIGENCIA DE GIORDANI

Giordani es un importante apellido Napolitano, que ha dejado muy en alto a su gentilicio. Ha trabajado incansablemente. Ha sido algo así, como un talentoso, imprescindible, locuaz, inteligente y abrumadoramente amigo de la cultura. Gran sonador y por ello ha compuesto todas las tretas que le han llevado a ocupar el inmejorable puesto que ha ganado con creces en la historia de la humanidad. No podemos negar que es y será admirado, por nuestra generación y las venideras. Me hubiese encantado conocerle personalmente, porque esa mirada lánguida de pensar profundo, me inspira a escucharle.
Si, Giuseppe Giordani, nació un diecinueve de Diciembre de 1751 y compuso obras inigualables como “La epponina”, imagínense ustedes que estudió nada mas y nada menos que con Domenico Cimarosa y Niccolo Zingarelli. Fué notable el drama sacro “La destrucción de Jerusalen”, que se presentó en el Teatro San Carlo de Napoles en el ano 1787. Se le atribuye erróneamente, el haber escrito la obra “Caro mio Ben”.
Ayer en el teatro ví al otro Giordani, el rastrero a quien se le atribuye erróneamente también, los éxitos económicos de la revolución, porque el no es el único, él solo ha sido el escritor de la obra que justifica la debacle y cuya idea es de otro. Pero de que parte de la bella Italia es Napoles?, pues del Sur, donde se inventó aquella frase “Muerte a la Francia Italia Anhela” y que reuniendo las primeras letras de cada palabra, que da? MAFIA. Este Mafioso del Siglo XXI, con la misma mirada lánguida, justificó que todas las reservas internacionales venezolanas fueran a parar a manos de los cómplices internacionales en esa suerte de teatro desgastante del honor y caldo de cultivo de la lisonja, que regenta en mala hora el guerrillero dormilón, que ahora llaman Asamblea Nacional y que posee como virtud venezolana a diputados opositores cuya paciencia y constancia admiro sobradamente.
La genética se pelea, rompiendo las leyes Darwinianas, cuando entre el Ministro venezolano y el gran compositor de obras sacras, existe ese abismo intelectual insalvable y solo unido por un apellido y algunos resquicios tal vez, del ácido dexocirribonucleico, que probablemente y por mala suerte, para el talento, aún queden en su sangre. En el caso del Ministro Giordani, al menos sabemos el origen de su satrapía, pero aún nos falta leer en su totalidad la obra que piensa llevar a las tablas y que análogamente y en honor al antepasado, pudiésemos titular “La destrucción de Venezuela”
Si viéramos con pupila semiológica la actitud de venerable anciano del Ministro Giordani, parece buena gente, parece de buen corazón y hasta convencido de que lo está haciendo muy bien y que ese es el correcto camino, pero como yo no creo en ninguno de los lambareros revolucionarios, no me dejo llevar por mis instintos sino por resultados.
Será que yo no entiendo de economía o es que acaso la inteligencia de Giordani es tan sublime, que yo no llego a comprenderla?
Su actitud, me recuerda tanto al fallecido Contralor Clodosvaldo Russián, que hasta he temido por su salud.