CASA DE APRENDIZAJE

Bernardo’s house: casa de aprendizaje.
Por: Alfredo Jurado

Son tres semanas y media las que llevo aquí en la tierra de las naranjas, lejos de mi madre y de mi hogar en Caracas, me encuentro ahora en esta escuela de la vida que es la casa de mi hermano Bernardo en donde he vivido experiencias interesantes y dignas de llamarse “experiencias de vida”. Digo esto porque en Caracas ya me sentía aburrido de los mismos problemas de todos los días y también de la misma actitud indiferente que a veces puedo encontrar allá. Pero en cambio, aquí en esta escuela he aprendido y he conocido cosas nuevas. Primero que nada pude conocer mejor a un sobrino que nunca, como tal, tuve el placer de conocer bien, quien es Ricardo Jurado; segundo, conocí el mundo de Miami, más allá del mundo turístico que siempre se ve, del cual puedo decir que es un mundo complejo y difícil, mas no imposible de sobrellevar pues uno se va adaptando conforme pasan los días; tercero, amistades nuevas que hice que me intrigan y me hacen pensar mucho; cuarto, y creo que es la más importante, conocí aquella figura misteriosa, aquella prodiga voz que siempre escucho por una bocina telefónica y que resulta ser mi hermano Bernardo, ese simpático hombre serio que trabaja en los medios de comunicación, pero también en esta escuela como director y educador reconocido por sus excelentes consejos y formas directas de pensar. Él es quien me ha ayudado a encarar la vida, por ahora, en un momento en el cual necesito de una figura masculina que me dé consejos que un Padre dá a su hijo, puesto que nuestro “viejo” dejo de existir, dejándome varado en un mar de interrogantes. Gracias a Bernardo, he logrado casi comprender el mundo que me rodea, despejando intrigas y construyendo otras que por mí mismo debo resolver y que cuando las logre esclarecer podré decir: “Soy egresado de la “Bernardo’s house: casa de aprendizaje”, la escuela más prestigiosa que enseña de la vida”. Sí, eso podré decir, con tan solo mis diecisiete años de edad.