SÍ…PERO TE
HUNDIERON UN BUQUE.
Créanme
que lo siento y mucho, como no voy a hacerlo si pasé, estimo, el ochenta por
ciento de mi carrera a bordo.
Me
había prometido no escribir sobre el accidente, porque simplemente no tengo
acceso al Diario de Navegación, tampoco al libro de órdenes de maniobra del
Comandante, no tengo la carta original del ploteo de las unidades, tampoco a
los audios completos de la conversación entre las dos unidades, pero lo que sí tengo es al Comandante General de la Armada, junto a dos almirantes disfrazados
de otra cosa, un uniforme extraño ese, pero vayamos al meollo que se ha perdido
un buque de guerra.
Alessandrelo,
que es como se llama el comandante de la Armada, explica muy bien, lo que sin
pruebas pareciera una afrenta a la autoridad y la ley, ¡pero le hundieron el
buque!
Aduce,
asegura y afirma que el buque Resolute, de bandera portuguesa, entendió que
estaba cometiendo un ilícito, ¡pero le hundieron el buque!
Muestra
las maniobras de ambas unidades y de acuerdo a lo que evidencia el infante de
marina, pareciera que fue una agresión del Resolute, ¡pero te hundieron el buque!
También
se ve un video de un marinero disparando a esa hora de la noche con un fusil
ligero y podría asegurar que esos piques con esa oscuridad no se verían en la
mar y me pregunto: ¿y el potente cañón? Ahora entiendo porque la cercanía de
ambos, pero no quiero entrar en inferencias técnicas porque mi público, mis
lectores, son civiles ávidos de entender cómo a unos profesionales de la
guerra, del orden y vigilantes de la vida en la mar, ¡le hunden su buque! Y sin
echar un solo tiro.
El almirante Pulido Pinto, quien se encontraba allí, (detrás del infante de marina
comandante general) y a quien bien conocí a bordo, presentaba un rictus extraño,
por decir lo menos, y todos disfrazados como lo deseen, de aguerridos soldados,
patrioteros pero no de marineros, podrán explicarlo todo y más, ¡pero les
hundieron un buque!
Alessandrelo
muestra el momento del contacto y arguye que la mala intención del capitán del
Resolute fue evidente y me temo que no tendremos otra opción que creerle al
almirante de tierra, porque él es el Comandante General, pero ¡le hundieron el
buque! Y sin echar un tiro.
Les
ruego que llevemos esto al ámbito policial, imagínense por un momento que les
detenga un policía y ustedes se den a la fuga, al ver que no pueden, embistan a
la patrulla, varias veces hasta dejarla inoperativa y luego salga el jefe de la
policía, en un video diciendo que ustedes fueron unos malucos.
Alessandrelo
no dice cuales acciones va a tomar su gobiernucho, tampoco dice por qué un buque
de guerra no paró a sangre y fuego a otro en sus aguas, si estaban tan seguros
de lo que pasaba y por ahora Alessandrelo sigue explicando, sigue lloriqueando
que el Resolute reconoció su autoridad y créanme que yo lo pongo en duda.
Sí,
Alessandrelo, puedes explicar lo que
desees, pero te hundieron un buque.
Bernardo Jurado es el autor de “La fragancia de la rebelión” ahora en
formato Kindle y ocho libros más, todos a la venta en Amazon.
Definitivamente este escrito no tiene pérdida, BZ estimado amigo
ReplyDeleteOjalá, me he dicho, que verdaderos venezolanos piensen con la debida importancia, interés y profundidad, la vasta dimensión de los espacios acuáticos nacionales y la necesidad insoslayable de disponer de plataformas idóneas y en cantidad razonable, para asegurar la defensa naval. Inicio esta reflexión expresando la tristeza, el dolor y la rabia por la cadeneta de activos tangibles perdidos, inocuos para la guerra en la mar, pero no por ello desdeñables. Arriesgo un juicio de valor al expresar que, ante la caducidad de la vida útil de buena parte de los actuales medios para la guerra en la mar, buena parte de los reemplazos lastimera y desgraciadamente perdidos, seguramente surgieron de una planificación complaciente con el tirano, hecha por ígnaros, carentes de talento profesional competente, arribistas y oportunistas de esas posiciones de dignidad de Estado, bien por falseamiento para denotar adulación u ocultar su cobardía, por la audacia del falsario oportunista o por mera impostura. Y la pérdida más dolorosa, la intangible cuanto invaluable es la de la imagen institucional expuesta a la burla pública. No será antes del 2050, en ese lejano horizonte temporal, que Venezuela, acaso, pudiera disponer de recursos para adquirir nuevas plataformas navales para que la Armada asegure razonablemente el cumplimiento de su misión constitucional, habida cuenta de las mandatorias prioridades nacionales del aquí y ahora, del corto, mediano y largo plazo, junto con la inmediata puesta en marcha del plan de rescate de la economía en términos de saneamiento y sustentabilidad. Ese lejano horizonte temporal es debido a que en veintiún años no solo se destruyeron tres generaciones de venezolanos, no solo se perdió la oportunidad de ser la mejor nación de primer mundo, sino que, en una visión más delimitada en alcance, se dejó perder la oportunidad política/económica jamás antes habida, de poseer la mejor Armada de LATAM. Gracias al difunto y su séquito de falsarios aduladores, y a quienes detentando cargos de dignidad de Estado, investidos de la autoridad legal y teniendo el sagrado deber de..., prefirieron por pusilánimes, indignos y viles traidores entregar el alma al mismísimo diablo, ritual de santería y palería incluidos, a cambio de posturas, coimas, cohechos, fraudes y sobornos en cascada. La Justicia les cobrará más pronto que tarde tanta ruindad, por lo que ruego a Dios Todopoderoso que todos gocen de larga y excelente salud para que los barrotes de la cárcel sean su única compañía en la purga de su indignidad y del asco repugnante que su humanidad despide.
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