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Friday, April 10, 2020

LITERATURA BAJO PRESIÓN


LITERATURA BAJO PRESIÓN

Y llegaba Luis, mi fraterno amigo pero infame y despiadado editor del periódico- Bernardo, necesito tomarme un café contigo en diez minutos, ¿viste lo que le pasó al concejal tal en la discusión con el alcalde cuál?; pues, necesito un reportaje, página completa para antes de las seis, ¿puedes o busco a otro?

            -No seas arrogante Luis, que no tienes a otro, le disparaba a quema ropa y salía raudo a buscar información, me sentaba y como llegó a decir Hemingway, sudaba sangre para completar los más de seis mil caracteres con espacios, para ganarme ese dinerillo que buena falta hacía en aquellos años de recién llegado. Era y sigue siendo un privilegio mayúsculo que le paguen a uno por escribir, así sea bajo presión, porque eso es el periodismo, es ¡literatura bajo presión!

            Lo mismo podía pasar con los rinocerontes del zoológico, que con un helicóptero privado que presentó una falla que puso en peligro a Miami toda, ni hablar de los huracanes, las inundaciones o los libros.

            Recuerdo aquella vez que me embarqué con unos pescadores de camarón en el río Miami y salimos estimando las siete de la noche, para llegar a las dos y media de la madrugada, hacer el reportaje y dormir, eso es el periodismo, una locura y yo que nunca lo estudié en la universidad formalmente los respeto y admiro mucho.

            De la mano de Roberto Céspedes, el que es a mi juicio el mejor productor de televisión y radio en Miami; (y seguramente esta opinión está totalmente sesgada al haber en el oficio probos, honestos e inteligentísimos reporteros y productores), podíamos armar un programa de televisión de “prime time” en una hora si pasaba como realmente pasó, un tiroteo en Washington.

            Mucha presión, mucho estrés y sabíamos cuando llegábamos al canal y la salida era seguramente a horas impensables, todo lucía perfecto, todo salía impecablemente, hacíamos magia, porque eso es la televisión, magia pura.

            Mientras el “anchor” se estaba maquillando, estábamos poniendo en el teleprompter todo lo que debía decir, todo lo que debíamos cambiar, todo lo que a última hora debíamos inventar rellenar, los invitados que no llegaban por el tráfico infame y de repente cuando teníamos la sensación de tener control, la cadena Fox o CNN en inglés rompían de nuevo informando que no era uno sino dos tiradores y todo volvía a cambiar. Aparentábamos estar tranquilos, bajo control, cada quien hacía su trabajo, ya el estudio estaba listo, faltaban pocos minutos para el “opening” y estando en el master control llegaba una nueva variante que se lo informábamos al hábil anchor al oído del pequeño micrófono y salía fluido.

            Son unos locos, todos sin excepción, pero unos locos que saben que deben hacer. Por otro lado y como dice un famoso amigo del medio, la televisión es un mundillo vicioso, todos nos conocemos y nos amamos con odio.

            En fin, escribir bajo presión es periodismo y del bueno.

            De alguna forma todo escritor sabe bien lo que digo, pero los periodistas lo saben y lo han sentido.

Bernardo Jurado es escritor y editor, tiene nueve obras publicadas, todas a la venta en Amazon y las más prestigiosas librerías de Miami y el mundo.

 

           

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