LA REVOLUCIÓN
DE LOS MONOS
Su
cuerpo estaba en pedazos, cocido a machetazos, la sangre en las paredes, terror
y miedo, en aquella pequeña cabaña en la selva donde decidió vivir mas no morir.
Esto pasó el 27 de Diciembre de 1985 y yo tenía veintitrés años de edad.
Ya
había pasado, ya le habían hecho algunos atentados de advertencia. Tiros
inesperados en la madrugada sobre su casa. Trampas, terrorismo de diferentes
tipos.
Luego
de dos años de paciencia y estableciendo una suerte de lenguaje gestual, que
los simios entendieron, logró acercarse y hacer amistad con algunos de ellos,
pero especialmente con aquel ejemplar y gigantón macho de lomos plateados a
quien llamó “Digit”.
La
horrible muerte de la Doctora Dian Fossey permaneció en el ostracismo por anos,
aunque era un secreto a voces hasta que por fin se determinó oficialmente que había
sido Protais Ziriganyirago, cuñado del presidente de Ruanda.
El
cono africano se considera subdesarrollado, lleno del hambre de la pobreza y la
corrupción.
Ya
nadie sabe qué cargo tiene porque creo que los ha ocupado todos y con
frecuencia inaudita salta de rama en rama en el poder ejecutivo de Venezuela,
pero debe ser el ministro de algo, me refiero al maestro Aristóbulo Istúriz,
quien ha contribuido, como el Presidente de Ruanda a dejar pasar y hasta
justificar los atropellos, las violaciones, los excesos.
Esta
información puede corroborarla y a la vez disfrutarla en aquel libro publicado
en 1983 titulado “Trece años con los gorilas de montaña”, que devino en aquella
excepcional película: “Gorilas en la niebla”, si, de ella escribo, es a ella a
quien me refiero y que luchó con denuedo contra los cazadores furtivos
autorizados por el gobierno para matar a los simios y vender como trofeos sus
cabezas y manos.
En
una de aquellas matanzas, fue asesinado Digit y esto desató la furia de la zoóloga
y por ello hizo pública su denuncia ante el mundo y nada menos que National
Geographic publicó sus artículos y se comenzó a hacer conciencia a nivel
mundial en la protección de los ya pocos gorilas de montaña y Dian Fossey se
convirtió ella sola en el adalid de una causa más que justa.
Personas
como el maestro Istúriz, deberán entender que no podrán contra esto. Deberán
entender que no es a Digit a quien asesinaron sino que en esta más reciente
protesta de ya más de cincuenta días tenemos también la misma cantidad de
muertos, con la ventaja para el pueblo de Venezuela, (muy parecido al de Ruanda
por la miseria y el hambre), de que ellos – el gobierno- no tienen a una sola
cabeza a quien asesinar como pasó con Dian, porque somos millones de cabezas y
vamos bien en esta empresa que la necesidad ha puesto en el camino.
Ella,
Dian, llegó a escribir: “Cuando te das cuenta del valor de la vida, uno se
preocupa menos por discutir sobre el pasado y se concentra más en la conservación
para el futuro”
Hoy
existe la fundación Digit, que promueve lo que he llamado la revolución de los
monos.
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