EL BARCO
DEL HOLANDÉS
Al
terminar mi maniobra, siempre me le quedaba mirando con cierta suspicacia. Era
un barco de carga de cabotaje entre Trinidad y Venezuela, de casco gris como mi
bordo, bien mantenido, siempre atracado por su estribor cuando llegaba a
Guiria, un pequeño puerto de mar en el extremo más oriental de Venezuela.
Allí
vivía un misterioso Capitán holandés y no tenía tripulación, el navegaba solo,
lo que decía muy bien de sus capacidades y habilidades, pero era un barco
bonito, de esos que los piratas españoles llamaban de “popa de culo de mono”,
redonda y alta, un diseño muy antiguo.
Cheche,
el dueño de la licorería, era una suerte de Presidente de mi club de Fans, tenía
pegado a la pared un poster a todo color de mi buque rompiendo el océano y
mientras estaba aquella tarde entregado a la lectura y el pensar profundo en mi
camarote, llegó un emisario para informarme que Cheche necesitaba verme y que quería
que fuera hasta su negocio. Inmediatamente solícito fui a atender a mi amigo.
Frente al negocio había una suerte de manifestación, con muchas mujeres. Al
llegar, mi amigo me pidió ayuda y debo recordar que fungía como la autoridad más
antigua e itinerante por aquellos parajes.
¡La
Guardia Nacional metió presa a la mujer del Capitán holandés!
Él
no hablaba español, a decir verdad lo hablaba muy poco y cambiamos al inglés.
Con los ojos llenos de lágrimas me lo dijo. Todas las damas que antes
vociferaban, ahora callaban para escuchar mi decisión.
El
Teniente Trujillo, vino inmediatamente y aparte me dijo que era la tercera vez
que le llamaba la atención al holandés por cuanto su mujer era indocumentada y
que ya no sabía cómo decirle que no podía bajar a tierra y lo lamento, pero
Trujillo tenía razón, no obstante, medié y la señora, una mujer mulata y tan
joven que podría ser su hija, fue puesta en libertad, bajo la palabra del viejo
marinero quien se arrodilló frente a todos para agradecerme, mientras yo apenado
le levantaba como podía.
La
presión que sobre la sociedad hacen en Venezuela, un país históricamente matriarcal
es inconmensurable. Las damas venezolanas, aparte de tener el record mundial en
belleza, han sabido presionar de una manera que han hecho que la sociedad toda
les obedezca. Me explico mejor: si no hubiese sido por la gentil pero
contundente presión de la poblada femenina, lo correcto hubiese sido que la
esposa de holandés permaneciera presa, pero en ellas se conjuga la valentía con
la sapiencia, la monarquía de la maternidad, con la dulzura de la bondad. En
ellas se mezclan la reciedumbre con las hormonas, la amabilidad con la
justicia, el amor con el sexo.
Hoy
marcharon ellas, en la Venezuela convulsa, hoy presionaron como nunca, hoy las
madres salieron a reclamar a sus hijos la injusticia y los Tenientes Trujillos,
tendrán que obedecer al mandato.
Creo
que hice el bien, creo que el universo me lo devuelve a cada momento, porque más
allá de la ley, hay cosas que las mujeres saben desde un sexto sentido.
Saludos Jr, felicitaciones por tan linda apología, narrada de algo en Güiria de la Costa, a una 13 millas de Pto Hierro...(ANGU), bastante que navegué en el Golfo de Paria en mi P-14...años 76 y 77..
ReplyDelete