VINO AÑEJO
Ese
conflicto que ahora tienes no sobrevivirá si no contribuyes. Tú participas,
porque para pelear se necesitan al menos dos.
Esto
es un cuento viejo, todos lo saben, o mejor dicho lo intuyen, porque hay
personas dispuestas siempre a pelear y una de ellas era yo mismo, hasta que
descubrí el secreto de porque lo hacía, porque lo procuraba, lo buscaba.
El
conflicto me encantaba y ganar las pequeñas batallas era mi deporte favorito y
ahora les digo, que estaba total y absolutamente equivocado y paso a explicárselos:
empecemos por entender que yo no soy mis victorias, probablemente sea el
depurado producto de mis derrotas si acaso estas existen y si acaso aprendí la lección,
en otro orden de ideas es mi enemigo el que pretende engañarme para
supuestamente ayudarme y me refiero al ya muchas veces nombrado por mi “El Ego”.
Si, él me dice que me ayuda que me conserva, que me protege y por ello debes
actuar de tal o cual manera para seguir ayudando a tu prestigio, para que el
mundo sepa que eres un tipo rudo y peligroso, que no es inteligente meterse
contigo, que sabes más que los demás y eres un tipo de riesgo, si, ese tipo que
todos quisieran ser pero nadie es tan bueno como tú, además, como el Ego aleja
de Dios, te dice que debes continuar en esa carrera encantadora de ser el más
seductor y de poder intercambiar fluidos con las más apetecibles damas y
ponerlas en tus memorias como trofeos de caza, ponerlas en la vitrina de tu
Ego, para recordarte que debes ir a por mas, para intentar llenar el inmenso vacío
que ayudas a abrir en cada relación fallida y sin futuro.
Cada
día debemos pisotearlo, debemos entender que él nunca da sin esperar y que específicamente
nuestro cerebro límbico se alimenta de su EGO-ISMO. Él se quiere separar de la
humanidad toda, al menos desea diferenciarse, buscando el vacuo comentario por
supuesto de admiración, sin entender que todos somos uno y que estamos unidos
por hilos invisibles de los que alguna vez escribí en uno de mis libros y la
tercera y aún más grave es que el Ego tiene un corto punto de vista que
pareciera uno largo, porque da la sensación de eficiencia en esta vida
terrenal, pero en cada supuesto éxito se acorta el punto de vista, se sale, se
retira despavorido de una plena vida espiritual con sentido del infinito, porque
eso sí, el Ego es absolutamente finito, como nuestra propia vida.
Podríamos
tomar algunos vinos de cepas jóvenes, sabrosas y ligeras y los egos de los enólogos
y someliers de la vida, criticarían seguramente nuestro mal gusto, pero es que
a esta altura de la mía, pienso, que para añejo me basto yo y mi avanzada edad
y que el más sabroso de los vinos, es el que a mí más me gusta, acompañado de
las personas correctas que no compiten, sino contribuyen, porque recuerden que
el envejecer es obligatorio , pero el
crecer es una opción.
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