LA MADRE CARMEN.

LA MADRE CARMEN.

Del borde superior del cuadro, salió un rayo luminoso, que alumbró intempestivamente toda la pequeña capilla y llegó hasta su hombro, que le hizo sentir un inmenso dolor con calor, que se reflejó al principio en su cabeza y luego bajó hasta su maltrecho brazo susceptible de ser amputado al día siguiente y ¡perdió el conocimiento!

Quiero aclarar que esta historia absolutamente veraz, no fue en el medioevo, no, esto pasó el 18 de Julio del 2003 a una científica como lo es la Dra. Trinette Durán de Branger, ahora, milagrosamente sanada, quien en el quirófano del Hospital Pérez Carreño de Caracas, haciendo una cirugía de colon, sufrió un corto circuito, que quemó su guante y los dedos índice y pulgar, que le inutilizó el brazo parcialmente y luego de dos años y más de veinte médicos que le vieron decidieron operarla y ella, el día antes decidió hacer una oración a la Madre Carmen, allí, muy cerquita de donde me crié en Los Palos Grandes y quien la recogió del suelo inconciente, fue la Madre  Sor María San Luis, hermana de sangre de la Madre Carmen y ahora la causa de los santos la beatificará.

Yo tengo mi Madre Carmen, particular y querida, ¡muy querida!, prudente como ninguna, sonriente siempre, inteligente, bella y educada, jamás con palabras de desaprobación aunque creo que me las he merecido un par de veces y en mi familia, nuestras tías son también nuestras madres y viejos como yo, delante de quien sea, pedimos con fervor su bendición y ¡nos la da! y hoy, día del solsticio de invierno y más actual en la cristiandad “día del espíritu de la navidad”, está de cumpleaños Carmen Eglee Sosa de Jurado.

Debo aclarar que ella no hace  milagros, pero posee, (de acuerdo a mis primos), un teléfono celular que solo tiene el número de San Antonio de Padua, del que ella es devota y me temo que íntima amiga, ¡porque ese si le hace caso! Tanto, que su casa posee el nombre del Santo varón prenombrado.

Mi tía Carmen quería ser monja, hasta que conoció al pecador de mi tío y no sabemos bajo qué tipo de seducción, enamoramiento o triquiñuela, se casaron hace más de medio siglo y puedo asegurar que es el matrimonio más bonito que conozco, ¡que bella pareja hacen!

Ella, mi Madre Carmen, no sabe que siempre rezo por ella y por todas las demás tías, que seguramente y con cierto disgusto y hasta envidia, también exigirán su escrito, pero es que yo no puedo darle más que mis letras a tanto cariño y admiración, ¡es lo mejor que le puedo dar!, porque ella ya sabe que todos la amamos, respetamos y admiramos como ejemplo de pulcritud, bondad y cristiandad.

Mi querida tía, para mí es un privilegio ser otro de tus hijos, ¡feliz cumpleaños!