UNA MENTE
CULTIVADA
Tuvo
un nombre tan largo como su prestigio, forjado en indudables tiempos difíciles.
Italiano
de nacimiento y podríamos decir que acomodado de cuna, por cuanto era el hijo
de un abogado y periodista, de manera que al menos era de clase media y no tenía
necesidad alguna de tanto sacrificio y mayor estudio, pero con el tiempo he
llegado a la conclusión, luego de la media docena de doctorados (honoris causa)
que tiene Evo Morales, que la cantidad de títulos académicos no hacen a una
persona inteligente y mucho menos cultivada como el personaje que paso a
contarles.
Creo
que entre sus grandes logros y sus numerosos y certeros golpes blandos, estuvo
la unión y la confraternización de disimiles corrientes de pensamiento y
doctrina y déjenme que se los explique mejor: fue el primero en tratar de unir
con éxito, por cierto, a la Iglesia Ortodoxa Católica y a los protestantes con
le Iglesia Romana apostólica.
Pero
a lo que voy, a esas mágicas situaciones con la que me sorprende la vida. Al
estudiarle muchos años atrás, descubrí con asombro que había hecho Obispos a
tres personas que luego de su muerte fueron Papas, de manera que podríamos inferir
que también tenía buena vista y hasta un sexto y santo sentido.
Mas
logros concretos fueron: un mejor entendimiento de la antigua y cerrada
Iglesia, por nosotros sus feligreses, de manera que hizo reformas sustanciales
en la Iglesia y de paso, avanzó en la unión de la cristiandad toda y en un
mejor entendimiento del cambiante y convulso mundo de aquellos días y se
llamaba: Giovanni Battista Enrico Antonio María Montini y una vez ascendido al
Papado asumió el nombre de Paulo VI, para beneficio de nosotros.
Mi
amigo Andrés Galindez, me llamó para decirme que estaba leyendo mi más reciente
libro “Divinos, luego humanos” y que quería que se lo autografiara y por
supuesto concerté esa honorable cita esa misma tarde a las seis. Llegó puntual,
como lo hacen los caballeros y con gusto saqué mi bolígrafo e hice lo mejor que
pude desde el sentimiento y el aprecio.
De
repente, Andrés, quien nunca deja de sorprenderme y que a la sazón me trata de “Usted
Capitán”, cosa que aun no entiendo, saca de su bolsillo una pequeña caja
forrada en seda dorada con un extraño sello en oro. Con prosopopeya me dice: “Capitán
le he traído esto que yo sé que Usted apreciará” y me la entregó. Al tenerla en
la mano reconocí inmediatamente el sello vaticano y al abrirla estaba ella, una
antiquísima moneda acuñada en la época del Papa Paulo VI.
Yo
no salía de mi impresión, aun me encuentro impresionado por tanta gentileza,
porque si a alguien debemos los católicos admirar es a Paulo, una mente
absolutamente cultivada, con dotes superdotados de diplomacia al más alto nivel,
que entre otras cosas y como siempre trabaja la Iglesia, ¡nuestra Iglesia!,
logró con supremo éxito evitar muchas muertes en las guerras sucedidas entre
1963 a 1978, fechas de su pontificado.
Gracias
apreciado amigo Andrés, por esa reliquia que santifica mi casa.
Saludos Jr, que esa moneda te siga protegiendo e inspirando para que me sigas dando continuamente mi dosis diaria de aprendizaje, cuidate amigo..
ReplyDeleteNADIE MAS PODRÍA SER MEJOR DEPOSITARIO DE TAL RELIQUIA. QUEDÒ EN MUY BUENAS MANOS.
ReplyDelete