LA POTESTAD
DE LA IRONÍA
Si,
ella posee potestades como majestades, alcurnias e inteligencias. No se puede
ser irónico sin inteligencia, o tal vez, si se puede intentar igualarse y abordar la ironía quien
es tan traicionera que por arte de magia se convierte en una morisqueta que nos
deja en ridículo y como es evidente nos abandona muy mal parados.
La
ironía tiene la potestad de ensenar, de educar, inclusive de hacer reír, pero
mal usada también ofende, denigra, atropella y hasta nos granjea algunos adversarios
gratuitos.
Es
ese capote desmayado que el torero lleva en su brazo izquierdo, mientras camina
con parsimonia y elegancia sobre la tierra del riesgo.
En
alguna oportunidad el que a mi juicio era el maestro de la ironía británica que no solo por brillante líder inspirador al
que le dediqué todo un capítulo en uno de mis libros, sino por comediante
solapado y oculto: en el ascensor ya estaba él muy borracho y era el primer
Ministro. Entra una dama descrita como muy fea físicamente y con cara de asco
le reclama: ¡qué vergüenza, mire el estado de borrachera en que se encuentra! Y
Churchill, Sir Winston Churchill, también la miro con asco y con la lengua un
poco enredada solo dijo: “tiene razón, Señora, pero a mí se me pasa mañana”
Aquella
novia que definía Verdaguer, otro maestro de la ironía, cuando decía que su
novia era una belleza y que tenía los
dientes como perlas, a lo que el interlocutor preguntaba ¿bancos? Y él
contestaba: NO, ¡escasos!
Esto
de escribir es una forma de caridad, pero no para Usted, mi querido y siempre
respetado lector, sino para mí, porque es mi atanor que ayuda a disipar la frenopatía
de la vida citadina y escandalosa.
Mi
amigo Henry, preguntaba anoche ¿cuando escribía? y mi respuesta fue totalmente
sincera: “sólo escribo cuando no bebo y ahora nos encontramos en eso” y todos reímos
y todos sabemos que fue una mentirilla piadosa.
A
Nicolás Maduro, le han dicho que eso de ser irónico lo hace lucir inteligente.
La reina Madre de la revolución, Roy Chadertton también le ha violado algunas
reglas a la inteligente práctica de ironizar. Creo que Diosdado no ha querido, sí,
pero el maestro o mejor dicho la maestra es Delcy, la de la boquita, la
Canciller incómoda que la comunidad diplomática no entiende porque es tan poco diplomática.
Me
encanta la ironía para burlarme de mí. Me encanta ser irónico, para burlarme de
mis adversarios que con frecuencia nunca entienden la ofensa que contra su ego
disparo como una saeta y también me encanta reírme de las caras de tontos que no
entienden que les ha atropellado un tren en plena vía.
Su
majestad la ironía también está contra el gobierno de Nicolás Maduro y los
bárbaros incultos, lambareros, sátrapas, fariseos, locas y bufones de la corte
del tonto.
Por
los momentos guardamos el luto del proceso, el luto de los muertos que con una valentía
suprema, adversaron esta maligna situación que ahora ahoga al país, ¡hasta
dentro de poco!
¿Irónico
esto, verdad?
Muy irónico amigo.
ReplyDeleteGran sabiduría, mi querido y admirado amigo Bernardo.
ReplyDeleteEres un excelente escritor y un gran señor.
Excelente amigo estimado y te digo ambas cosas sin ironia ni sarcasmo...tu lo sabes...saludos y cuidate..
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