COMO CAIGAN
LOS DADOS.
Un
minucioso conjuro que argüimos permanentemente para que los dados caigan a
nuestro favor. Una práctica, una suerte de íntimo cuchillo al cuello o tal vez
el sentir de lo que llamaba Jorge Luis Borges “la tarde última”, sensaciones
todas de desasosiego mientras los dados se encuentran en ese mili-segundo en el
aire, antes de tocar el fieltro donde se decida nuestra suerte.
Algunos
soplan sobre el puno cerrado cuando aún los tienen atrapados en la mano derecha
y por prudencia no dicen el íntimo conjuro supersticioso, que crea en ellos el
proceso mental de saberse protegidos. Son una suerte de tiernas imprecisiones
que le ayudan a pensar que hace lo correcto, entregar sus dividendos a la
suerte, al azar, a lo inesperado.
Depende
de cómo lo veas, depende del ángulo que le des. La vejez es humillante, pudiese
asegurar más de uno. Ya no tocas con la misma facilidad tu frente con la
rodilla, ya no corres a la velocidad con que lo hacías ni nadas aquellos
kilómetros en la piscina. Tu cabello escasea y tu oronda barriga te delata.
Pero hay otro ángulo, créanme que lo hay y además a mí me gusta mucho más, allí
voy: ya la vanidad no te engaña, ya no sufres por la competencia y ves muy bien
de cerca porque ahora usas anteojos, que te muestran al mundo en “high
definition”, ¿qué te parece si te digo que llegar a viejo es un privilegio dado
a pocos?, o ¿es que acaso no tienes contemporáneos tuyos que ya han muerto?, ¿conoces
a algún premio Nobel que tenga unos treinta años de edad? ¡Y la respuesta no se
hace esperar!, hoy, con esa piel endurecida por las batallas encantadoras que
te han hecho más fuerte, hasta la muerte podría ser una solución y paso a
hablarte de ella, de la muerte.
Cuando
somos jóvenes, vivimos como si nunca fuéramos a morir y es en la madurez cuando
la vemos como algo factible y allí hay un importante aprendizaje, porque ese,
es un modo diferente de interpretar el mundo. Decía Dyer, que “cuando se vive
como si nunca fueras a morir, simplemente estas en el lado incorrecto del
infinito y ¿Qué les parece la opinión de Jesús Cristo?: “vivimos en este mundo,
pero no somos de aquí”. Solo cuando entiendes que los relancinos dados no
pueden marcar tu vida, te sabes que ella -la vida- depende de la profundidad de
como la vivas.
¿Algo
complejo esto verdad?
He
publicado un nuevo libro y lo he titulado así: COMO CAIGAN LOS DADOS. Creo que
ha quedado al menos bonito y su portada negra con un par de dados blancos nos
hacen pensar que, o caen a favor o en contra, pero siempre caerán, de manera
que allí se plasma la idea de algunos de mis lectores y he escogido los post
que más me han gustado del primer cuarto del 2017 para compilarlos.
Ahora
perdono todo, hasta la severa crítica de mis lectores que nunca hayan escrito
nada, por aquello que aseguró el célebre Mark Twain: “el perdón es la fragancia
que la violeta deja en el talón que la pisa”
¡Espero
que los dados caigan a tu favor!
espero que sean dodecaedros y que nos de numeros favorables para ambos, especialmente par mi que te llevo unos cuantos años mas de vida y para ti propoecionandotelos con salud y felicidad...
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