EL
INGREDIENTE DE UNA HISTORIA
Todos
piensan que son fuertes. Trabajan y se cubren para hacer pensar eso, pero ¿qué pasaría
si les digo que no lo son tanto?
¿Se
han detenido a pensar en que los Guardias Nacionales, también sufren de las
calamidades de cualquiera?
Si
alguno escribiera un diario tan solo por veinticuatro horas de operación contra
las múltiples revueltas que atienden, sería algo como esto:
Día de hoy:
Volvimos a llegar a este cuartel
del Ejército donde nos dieron esos dormitorios llenos de cucarachas, porque ya
no cabíamos los guardias que vinimos de Caracas a Valencia. El Capitán nos dotó
de las armaduras y cascos que deben haber sido usados muchas veces y como es de
esperar huelen a sudor.
Cuando
llegamos a las piezas (nombre que se le da en la Guardia a los cuartos), fui
corriendo al baño por cuanto tenía muchas horas con ganas de hacer número dos,
porque número uno lo hice bastantes veces detrás de los arboles cuando estos
malandrines mal nacidos dejaban de tirar piedras. Gracias a Dios nos dieron un
receso y pude, porque si no me meo el uniforme.
Son
las cinco de la tarde y ahora es que vamos a almorzar, pero primero me voy a
dar una ducha, estoy deshidratado todo el día.
Abrí
la ducha y salió un polvero, dicen que en media hora pondrán el agua por cinco
minutos y aquí estoy de guardia jabón en mano. Los interiores limpios se me
acabaron porque salimos, como siempre, en emergencia y tendré que ponerme uno
sucio.
Tengo
hambre, estoy cansado, todo el día parado y con miedo ¡mucho miedo!, qué bueno
que tenemos esos cascos y los protectores que nos tapan la cara de susto, nos
atacan por todos lados, como son desorganizados nunca sabemos por dónde nos
pegarán una pedrada o como le pasó a un compañero “un tiro por la espalda”…!cobardes!
en vez de pelear de frente.
Lleno
de jabón, cortaron el agua y tuve que quitármelo con una toalla, me puse el
mismo uniforme de todo el día y a comer.
El
pegoste de comida que nos dieron da asco y el cocinero dice que ¡esto es lo que
hay!, “sino te gusta puedes irte a un restaurant” y con el esfuerzo que hice,
antes de terminar, nos volvieron a llamar porque otros hijos de puta están quemando
cauchos en el distribuidor el Trigal.
Hediondo,
hambriento, deshidratado y cansado, me volví a montar en la tanqueta, agarré el
armamento y las muy pocas bombas lacrimógenas que quedaban en el parque y
salimos, nadie hablaba a bordo del vehículo, todos estaban como yo OBSTINADOS. Pareciera
que los malandrines tuvieran razón, aquí nada funciona y de paso el Comandante
nos amenaza e insulta.
Si
estos carajitos siguen, vamos a tener que dar por perdida esta guerra de tontos
contra tontos, porque nadie puede aguantar esta rutina mientras Maduro está
gozando de lo lindo en Cuba y mi mujer y los tripones solos en el barrio allá
en Caracas.
Si
yo pudiera, me paso al otro bando y mando todo esto al carajo. ¡Yo también quiero
vivir en paz!
Si
los muchachos siguen, GANARÁN por cansancio.
A un Ciudadano protestando amparado bajo la constitución de un país libre y soberano no se le llama malandrines...
ReplyDeleteTerriblemente cierto,percibo que tienen que estar llegando al break even point,está muy cerca el día en que alguien ostinado y cojonudo como aquel inmenso Páez de "Las queseras" grite desde su alma, desde su tuetano, el tan esperado "vuelvan caras" para que esa masa de venezolanos que cumplen órdenes arbitrarias , se rebelen contra quienes ordenan la inhumana y sangrienta represión contra un pueblo hambriento y maltrecho mientras toman whisky, comen salmon y sus mujeres e hijos pasean por las calles de Narnia, Madrid,Montreal etc etc...Mucho cuidado con la ira y el deseo de revancha de este bravo pueblo...
ReplyDeleteSasludos, cuanta certeza y verdades re han inspirado para este imperdible escrito de eses dia en ese diario bitacira de uno mas como nosotros, humano...mejor....IMPOSIBLE....retrato DE L realidad
ReplyDeleteQuien llama malandrines a los estudiantes es el GN protagonista de esta historia de Bernardo.Hay que aprender a leer. Es una creación literaria del autor figurando se al protagonista escribiendo su diario. Por favor!
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