Y ME BESABA
MUCHO
Como
le dijera Antonio Gala a Andreu Buenafuente: ‘Te quiero mucho y no como tú
crees’
Yo
confieso que he querido y quiero mucho, además no se puede ser novelista sin
sentimiento, aunque mis ex, que no son muchas, pero queridas todas, me odien,
me aborrezcan y me difamen y confieso que siento un dejo de orgullo, porque al
odiarte te aman desde la polaridad invertida.
A
algunos caballeros, le podría decir lo mismo, que los quiero, como es el caso
de mi padre y mis amorosos abuelos, a otros los admiro que es un paso previo al
cariño, pero hablemos de besos, que es a fin de cuentas una de las maneras
inopinadas de amar.
A
mi me gusta besar mucho, a todos me temo que les gusta, si, besos lujuriosos,
pasionales, húmedos, sentidos, explosivos y lo aplico con cierta pericia,
porque quien a esta edad no tenga al menos pericia en el besar, pues no ha
vivido, no ha querido y debería estar un poco muerto, si es que acaso la muerte
aguanta ‘el poco’.
El
poeta mejicano, inmortal desde sus letras Amado Ruiz de Nervo Ordaz, conocido
simplemente como Amado Nervo, escribió sobre los besos, algo que yo suscribo,
porque ellos, los besos, con frecuencia son nerviosos, cortos de tiempo, son
una manera de sellar un pacto tácito, silencioso entre los besantes, una íntima
manera de decir que si a todo lo que implica la coyuntura, el intercambio de
fluidos, el sanscrito de la desvergüenza. Pero miren que intenso y a la vez
cierto lo de Nervo y allí voy:
Me besaba mucho,
como si temiera
irse muy
temprano... Su cariño era
inquieto,
nervioso. Yo no comprendía
tan febril
premura. Mi intención grosera
nunca vio muy
lejos
¡Ella presentía!
Ella presentía
que era corto el plazo,
que la vela
herida por el latigazo
del viento,
aguardaba ya..., y en su ansiedad
quería dejarme
su alma en cada abrazo,
poner en sus
besos una eternidad.
No
podremos caer en la tentación del gallego, cuando rasurándose, frente al espejo,
su esposa le dice: ‘oye Paco, estoy leyendo en el periódico un tal Neruda que
te ha robao los versos que escribisteis’, pero debo confesar que provoca
robarlos, para ejercer el amable y dulce oficio de la seducción.
Si, Doris me besa mucho y yo me dejo
y le correspondo y mas de uno de mis amables lectores se preguntará: ¿y a mí
que me importa? Y yo contestaría, pues nada, que no sea mi firme intención de
dejar la fragancia de la flor en el tacón del zapato que la pisa.
Como lo
dijera Facundo Cabral, al que tuve el placer de conocer en un canal de televisión
donde alguna vez trabajé: ‘Por cada estruendosa explosión de una bomba en
alguna guerra, existen millones de silenciosos besos’
Si, ella me
besaba mucho y yo agregaría a Nervo, que jamás será suficiente porque el amor
no se mide en kilos, metros o minutos o tal vez, simplemente, se contabiliza en
besos como si temiera irse temprano.
Bernardo Jurado es el autor de ‘370 Norte o Sur’ y ocho
libros más, todos a la venta en Amazon y las más prestigiosas librerías de
Miami y el mundo.
Olé matador! Aj buena estocada le dio Ud al berrendo de los besos. Toro difícil por sus pintas u al que torearlo como el Curro ayer o como Cesar Cesar Giron. Ud se fue de muleta y se abrió de capa y quebró banderillas. 100 plazas le resultaron 100 Sevillas y cien guadalquivires rubicones.
ReplyDeleteMe gustó la elegancia con la que sorteó el tema.
Al escribir, no cambio por un trono mi barrera de sol para leerlo.
Felicitaciones maestro de la pluma.
El matemático srgentino, periodista u músico, Adrián Paenza circula un video de una de sus interesantes conferencias , donde coincide contigo. Sugiero buscarla en youtube.
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