EL SÍNDROME
DEL RETROVISOR
Entre
mis sábanas yace ella desnuda. Yo paso la mano por su espalda y me da los
buenos días.
“Ayer
la pasamos muy bien, la cena estuvo espectacular, los invitados con ese
glamuroso nivel intelectual y esas flores”, me comenta con admiración y agrado.
El camarero, Javier, era encantador y tan atento con nosotros, ¿verdad?, tú le
diste una tarjeta tuya, ojalá te llame para contratarlo para nuestros eventos,
es muy eficiente.
Eso
fue ayer, le riposto. Tienes razón, ese cumpleaños de Juan Antonio estuvo
estupendo, formidable y de una calidad humana difícil de igualar, se ve que es
una persona fina, pero ¿y hoy que vamos a hacer?: playa, almuerzo, escritura, aún
tengo que terminar de leer “La alegría de sanar” de mi hermano Héctor, ese
libro me abre puertas a la imaginación. ¿Qué te parece si pensamos en futuro,
si vemos por el parabrisas y dejamos en el pasado la bella noche de ayer?
En
cada reunión, que a Dios gracias, son muchas, observo con la pupila tal vez de
Skinner o Freud, ese enganche hacia el pasado donde he caído con frecuencia,
esa loa, donde vemos la vida por el retrovisor y no por el parabrisas, pero me
sublevo, al menos en privado, porque ya en público guardo silencio y escucho,
analizo.
Cualquier
colega, comenzaría diciendo algo como esto: “cuando yo era Comandante, estaba
el Presidente Caldera y cuando llegó fulano….”
“En
la época de Chávez yo estaba como diplomático en la embajada de….”
“Fue
el Presidente Carlos Andrés Pérez quien hizo esto y lo otro….”
Recuerdas
al Almirante tal, cuando era Comandante de la Escuadra, que en paz descanse,
cuando estábamos en Puerto Rico en aquella operación en que…”
Si,
parecen conversaciones luctuosas, traen a la vida a los fallecidos, sin darse
cuenta que ellos están en el proceso, observan el pasado y lo saborean, sin
darse cuenta de todo el inmenso futuro que aún tienen y en mi mente siempre me
pregunto: ¿y cuál es el negocio o proyecto que podríamos hacer juntos?, tanto
talento y valentía, pero viendo hacia atrás.
El
pasado no es malo, de ninguna forma, considero que es el gran maestro, de hecho
Usted y yo somos el resultado del aprendizaje de esta aventura de la vida, pero,
¿qué le parece si vemos más hacia adelante sin olvidar lo que ya ha pasado? ¿Qué
le parece si nos reinventamos, sobre el piso de la resiliencia y pensamos en la
próxima novela que escribiremos, en el abordar aquellas clases inconclusas de
piano, o en entender de una vez y por todas a Sócrates cuando dijo que “en lo
que piensas te conviertes”?
El
pasado ya pasó y el presente es lo único que tenemos junto a la encantadora expectativa
de la incertidumbre del futuro, del cual somos nosotros sus constructores, si
sabemos hacia dónde vamos, sin olvidar de dónde venimos. Sí, es un síndrome que
requiere medicación espiritual, porque la razón del inmenso tamaño del
parabrisas, es porque lo que viene es grande, sabroso, mientras que el pasado debe
ser observado por el pequeño retrovisor.
Bernardo Jurado es el autor de "Divinos, luego humanos" y ocho libros mas, a la venta todos en Amazon y las mas prestigiosas librerias de Miami y el mundo.
Felicitaciones hermano Saludos Y Abrazosss Excelente
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