EL PAGO DE LA TRAICIÓN

EL PAGO DE LA TRAICIÓN

            ¿Y qué le vas a decir a tu marido?, ¿te has dado cuenta de que está amaneciendo?

            -Ese es un pendejo, ni cuenta se dará, de paso, ya no me importa, no siento ni tengo ningún enganche emocional con él, ya sabes cómo somos las mujeres, cuando el corazón dice no, pues, es no.

            -Pero la otra noche que salimos todos a cenar, estabas muy acaramelada, te veías como una devota esposa.

            -¿Y qué pretendes que hiciera?, además lo voy a dejar para casarme contigo y ¿sabes algo?, mi marido está en cuenta que estamos juntos, porque te quiere como a un hermano y jamás pensaría que tenemos sexo.

            Este dialogo, el anterior, no aguanta réplica, lo primero que piensa el hombre aun desnudo que acaba de tener sexo con la esposa del supuesto amigo es: ¿si se lo hace a él porque no a mí? ¿Cuál será el móvil que persigue esta ramera, sin lealtades?

            El Capitán de Corbeta de la Infantería de Marina Luis Manrique Padrón, salvó muchas vidas al delatar a su padre de la profesión, el nefasto, indolente, escaso, mal habido, ignorante Contralmirante Gruber Odreman.

            Manrique era el ayudante de un Almirante del Alto Mando Naval, de nada más y nada menos que del Comandante Naval de Operaciones; y estuvo conspirando contra la democracia, siguiendo los lineamientos del lambarero que intentó sin éxito, a Dios gracias, dar un golpe de Estado a la democracia venezolana, después de Chávez, aquel 27 de Noviembre de 1992, pero sus lealtades sufrieron un sisma de proporciones inauditas y sus colegas le damos las gracias por su traición, porque insisto, ¡salvó vidas!, pero, he allí el problema.

            La traición se paga dos veces, la cobra a quien le fuiste desleal y la cobra a quien le fuiste leal en segunda instancia, porque no podrá confiar nunca jamás en ti, porque establecerá comparaciones y siempre se verá minusválido, porque al final de cuentas, ¿Por qué confiar en la lealtad de un traidor?

            Luis Manrique Padrón fue un excelente cadete, fue en el cuarto año de la carrera, Guardiamarina Auxiliar, como todos ellos, se equivocó y entró a la fábrica de conspiración de la Armada, la cual es la Infantería de Marina y al delatar el golpe, por siempre desapareció, porque la vergüenza no es fácil de metabolizar y además, a esta altura de la vida, bien sabrá que la deslealtad, repito, se paga dos veces.

            Perdió su carrera de infante, se fue de baja y se esfumó, cosa que también le aplaudo, junto con el hecho de haber salvado vidas de inocentes, si hubiese seguido al tonto de Gruber, quien se creía George Patton y que además a veces me lee.

Es una lástima tanto desperdicio, por las locuras de estos soldados que no pudieron ser marineros, de estos individuos de tierra que se hacen llamar capitanes, de estos desleales a la democracia en tan repetidas y dolorosas veces.

            Mis amigos y lectores, todos queridos, siempre será preferible actuar como se piensa, porque se corre el peligro de pensar cómo se actúa, de manera que nos convino la deslealtad de Manrique Padrón y felicito su valentía al sacrificarlo todo, inclusive el honor.

Bernardo Jurado es el autor de "La fragancia de la rebelión" y ocho libros mas, a la venta en Amazon y las mas prestigiosas librerías de Miami y del mundo.