LA BELLEZA
ES AZUL
No
tengo dudas, es azul, sobre todo bajo el cielo y sobre la mar, pero hay una
ciudad, desconocida, casi secreta, llamada Samarcanda.
Samarcanda
es de origen árabe y está llena de azulejos, en las mezquitas, las paredes, por
doquier. Es extraña, mucho, tal vez silenciosa y con olor a mirra y especies.
Existe
un fenómeno que a todos pasará, llamado en términos gerenciales “la quema del
ideal” y es cuando se tiene la sensación de la pérdida del sentido de la vida,
es cuando se seca el agua de la clepsidra, es cuando en plenas facultades
intelectuales y físicas estás sin rumbo, como perdido, extraviado y en tu
cabeza, en tu diálogo interno, recitas esa salmodia de cosas raras y negativas
porque tu ego te grita que las cosas no sucedieron como él quería y lo peor es
que tú le crees y ¿Cómo no le vas a creer, si es tu ego? Todo tuyo, el creció
contigo, tú le alimentaste desde niño, le vigorizaste y probablemente sea más
grande que tú y hasta parece mucho más inteligente y él se encarga de decirles
a todos que no podrán contra ti, no contra él. ¿Parece una paradoja verdad? Porque
él es camorrero, busca pleitos pero para que pelees tú. Es una suerte de manager
de un púgil, contrata las peleas, cierra las trifulcas, busca contendores.
Sobre
todo en las Fuerzas Armadas del tercer mundillo, como en Venezuela, a los
militares actuales, les hacen creer que son muy importantes en el mundo de los
ciegos y al ascender le donan un vehículo marca Toyota Corolla junto a un
chofer. ¿Habrán visto mayor estupidez?, para un hombre que no llega a cuarenta años
en plena facultad física, (porque en materia intelectual debemos revisarlo en
estos tiempos revolucionarios) y el generalote se siente muy contento, es un
salto social, es un avance inconmensurable, es bueno para el que le gusta lo
malo y un buen día se le acaban los cinco minutos de fama y lo pasan al retiro
con todas sus medallas, sus coprolalias aprendidas de su comandante en jefe y
engrosa las filas del IPSFA (Instituto de previsión social de las FAN) y además
le quitan el chofer y el uniforme y realmente ¿saben que es un general
revolucionario sin uniforme? Es un ciudadano corcusido, mal hecho, remendado,
desadaptado porque no es fácil salir a buscar la comida, hacer colas, no tener
la luz de la casa en guarnición, (que también le prestaron) y de hoy para mañana
le queman el ideal como si fuera un judío en un campo de concentración Nazi, le
cambian la mentira por una verdad y ya no grita mucho las consignas, las
salmodias comunistas, las oraciones inventadas que infieren hacen crecer el espíritu
de cuerpo y se desespera y se pregunta ¿Porque
me pasa esto, yo fui un general o soy? Revolucionario, patriótico, leal a la vagamundería
y a mí comandante y tan solo le queda ver al cielo, tocar tierra, entender el sufrimiento
de los ciudadanos y al ver al cielo entender que la belleza es azul como
Samarcanda, ¡nada más!
Bernardo Jurado es el autor de "La fragancia de la rebelión" a la venta en Amazon.
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