Search This Blog

Saturday, June 15, 2019

EL SÍNDROME DEL RETROVISOR


EL SÍNDROME DEL RETROVISOR

            Entre mis sábanas yace ella desnuda. Yo paso la mano por su espalda y me da los buenos días.

            “Ayer la pasamos muy bien, la cena estuvo espectacular, los invitados con ese glamuroso nivel intelectual y esas flores”, me comenta con admiración y agrado. El camarero, Javier, era encantador y tan atento con nosotros, ¿verdad?, tú le diste una tarjeta tuya, ojalá te llame para contratarlo para nuestros eventos, es muy eficiente.

            Eso fue ayer, le riposto. Tienes razón, ese cumpleaños de Juan Antonio estuvo estupendo, formidable y de una calidad humana difícil de igualar, se ve que es una persona fina, pero ¿y hoy que vamos a hacer?: playa, almuerzo, escritura, aún tengo que terminar de leer “La alegría de sanar” de mi hermano Héctor, ese libro me abre puertas a la imaginación. ¿Qué te parece si pensamos en futuro, si vemos por el parabrisas y dejamos en el pasado la bella noche de ayer?   

            En cada reunión, que a Dios gracias, son muchas, observo con la pupila tal vez de Skinner o Freud, ese enganche hacia el pasado donde he caído con frecuencia, esa loa, donde vemos la vida por el retrovisor y no por el parabrisas, pero me sublevo, al menos en privado, porque ya en público guardo silencio y escucho, analizo.

            Cualquier colega, comenzaría diciendo algo como esto: “cuando yo era Comandante, estaba el Presidente Caldera y cuando llegó fulano….”

            “En la época de Chávez yo estaba como diplomático en la embajada de….”

            “Fue el Presidente Carlos Andrés Pérez quien hizo esto y lo otro….”

            Recuerdas al Almirante tal, cuando era Comandante de la Escuadra, que en paz descanse, cuando estábamos en Puerto Rico en aquella operación en que…”

            Si, parecen conversaciones luctuosas, traen a la vida a los fallecidos, sin darse cuenta que ellos están en el proceso, observan el pasado y lo saborean, sin darse cuenta de todo el inmenso futuro que aún tienen y en mi mente siempre me pregunto: ¿y cuál es el negocio o proyecto que podríamos hacer juntos?, tanto talento y valentía, pero viendo hacia atrás.

            El pasado no es malo, de ninguna forma, considero que es el gran maestro, de hecho Usted y yo somos el resultado del aprendizaje de esta aventura de la vida, pero, ¿qué le parece si vemos más hacia adelante sin olvidar lo que ya ha pasado? ¿Qué le parece si nos reinventamos, sobre el piso de la resiliencia y pensamos en la próxima novela que escribiremos, en el abordar aquellas clases inconclusas de piano, o en entender de una vez y por todas a Sócrates cuando dijo que “en lo que piensas te conviertes”?

            El pasado ya pasó y el presente es lo único que tenemos junto a la encantadora expectativa de la incertidumbre del futuro, del cual somos nosotros sus constructores, si sabemos hacia dónde vamos, sin olvidar de dónde venimos. Sí, es un síndrome que requiere medicación espiritual, porque la razón del inmenso tamaño del parabrisas, es porque lo que viene es grande, sabroso, mientras que el pasado debe ser observado por el pequeño retrovisor.

  Bernardo Jurado es el autor de "Divinos, luego humanos" y ocho libros mas, a la venta todos en Amazon y las mas prestigiosas librerias de Miami y el mundo.

1 comment:

  1. Felicitaciones hermano Saludos Y Abrazosss Excelente

    ReplyDelete