LOS QUIERO MAS QUE A MIS MARACAS

LOS QUIERO MAS QUE A MIS MARACAS

            Veo el rompecabezas (puzle) y le faltan piezas, no muchas por fortuna, pero es que sin una sola, ya la imagen, el panorama, el paisaje, se encuentra incompleto.

            Como lo dijera Ernest Hemingway, cuando murió su editor, en carta al hijo de este: “esta no es una buena carta, ya tendré tiempo de hacer una buena”, pues, mis queridos lectores, este no es un buen escrito y no sé si tenga tiempo de hacer uno bueno, porque he perdido a un amigo; uno muy querido.

            Hay cosas que aún no sé, por ejemplo de qué voy a morir yo; y eso es una gran desventaja, por el contrario mi amigo Saúl Rosa, con la hombría que le caracterizaba asumió con calma el encuentro con la prostituta, que era como también llegó a llamar Hemingway a la muerte.

            Recuerdo en el área de la piscina, mientras yo cocinaba, llegó para contarme que había comenzado formalmente a recibir clases de un tal Laya, que entiendo es muy famoso y le pregunté: ¿y que estás estudiando? Y me contestó con orgullo: ¡maracas!, acto seguido, de un estuche muy exclusivo, sacó un par de ellas y la verdad es que me impresionó al tocarlas, mientras su esposa, le observaba extasiada y con una sonrisa.

            ¿Y por cierto, qué le voy a decir a su esposa e hijos?, ¿Que lo siento?, eso suena fatuo, construido, poco natural para el verdadero dolor que sí siento.

            Hay una escritora norteamericana que ha dado en el clavo, con respecto a esa apacible actitud que ha tenido mi amigo Saúl, ella se llamó Vicky Baum, quien escribió: “Una dulce y triunfante libertad se apodera de aquellos que saben que van a morir pronto”.

            Definitivamente, este no es un buen escrito. Está mal empatado, le faltan piezas. Nadie puede hacer un buen escrito sin entender a la vida y yo no la entiendo, definitivamente, estoy confundido, porque esto ha sido muy agresivo. Fueron muchas farras, muchas risas, muchas maracas, muchos chistes, ¡este no es un buen escrito!

            Saúl Rosa, hizo su propia vida, como se hace una obra de arte, sí señor, la hizo muy bien y además divertida, ¡muy divertida!

            La última vez que hablamos, me lo contó todo y tan solo le dije que rezaría, que rezaría mucho y lo cumplí, lo hice porque la oración tiene un poder y si las cosas no han salido como mi absurdo punto de vista terrenal querían, pues no tengo opción que seguir orando por su alma y ayer al enterarme fui a la iglesia y también lloré como si no lo fuera a ver otra vez y me di cuenta de mi falta de fe.

            Escribió un mensaje de texto que envió a la familia y sus amigos cercanos, entre los que me incluyó donde nos decía que nos quería más que a sus maracas.

            ¡Este no es un buen escrito!, discúlpenme.