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Sunday, September 16, 2018

LA HIJA DE LA IGNORANCIA


LA HIJA DE LA IGNORANCIA

            Si, la ignorancia tiene una hija que me temo es poco deseada y bonita, me refiero a la vanidad.

            Me ha llegado un artículo de un Teniente Coronel de nombre Stanilaw Dubis, bien escrito, aunque confieso que ese estilo severo, marcial y castrense no se me parece en esta época de mi vida, pero lo hizo bien y con este comentario aprobatorio, dejo al descubierto mi propia vanidad de escritor, porque también debo reconocer que soy ignorante en una gran mayoría de temas del conocimiento humano.

            Se refiere el oficial, a la conducta de un protervo Almirante, un individuo rapaz y larvario que deja entrever desde sus escritos mal vividos titulados “Desde mi trinchera” los logros que para él tiene y presenta a diario la revolución y el gobierno de Nicolás Maduro. ¿Pueden imaginar tamaña ignorancia y mayor vanidad?

            A veces y siempre en mala hora me llegan, informando que depositaron la pensión a los retirados, informando que hay pollos y legumbres en tal o cual sitio, ¿y qué importa? Cuando esto no solo es el logro de nada sino la supervivencia de pocos.

            Como humano que soy, recuerdo sin resentimientos, los oscuros comentarios que Walter Becerra, a quien nos referimos el Teniente Coronel y yo, hizo en un artículo mío llamado “La tragedia de ser Infante de Marina” que levantó por decir lo menos, muchas ocultas pasiones a algo que en realidad sigo pensando, porque mis lectores bien saben que si no fuera así, con suma humildad pediría perdón y retiraría con toda caballerosidad mis palabras, pero lo lamento, me temo que sigue siendo así, son una carga organizacional divorciada de los valores y las funciones de la Armada, pero por favor ruego prudencia, porque ese no es el tema que nos ocupa, el que sí, es el terrible fenómeno que un individuo al que se le alzó el nefasto y también infante de marina el Contralmirante Gruber Odremán, en aquel absurdo 27 de Noviembre de 1992, cuando él fungía como Comandante del inoperante cuerpo, ahora y desde hace más tiempo del que la inteligencia ordena, ruegue y muestre esa bocanada infecta de sabiduría revolucionaria, mientras la ciudadanía huye despavorida del “Holodomor” selectivo a la que es obligada al mejor caso Ucraniano.

            La ignorancia y su hija la vanidad, son imprudentes y lo digo con todo conocimiento de causa, porque yo lo he sido, pero lucho al menos con ser cada día un poco menos, mientras que Walter Becerra, no solo es un ignorante del dolor y del padecimiento humano en la Venezuela de la inopia, sino que además es lo supremamente vanidoso para no ocultarlo e intentar desde algunas chuscas letras lo que Kafka definió como la expedición a la verdad, refiriéndose a la literatura, si es que acaso los faltos contenidos de sus noticias palurdas se le llegaran a acercar a uno de los más bellos oficios.

            Si yo fuera Becerra, pues, al menos guardara silencio y dejara que el tiempo hiciera milagros y hasta le respetaría si estuviese convencido de que vamos bien, pero, no puedo hacerlo, cuando vemos a la juventud hurgar en las basuras de sus pensamientos.
www.juradogrupoeditorial.com

           

2 comments:

  1. Saludos y un abrazote estimado amigo,,,aqui estamos echandole pichon a la muy dificil vida que todos los referidos en este excelente escrito apologico nos han impuesto a quienes por la razon valida que sea aun permanecemos inexorablemente y en contra de las voluntades aqui

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  2. De la brillante pluma de Bernardo Jurado hijo,recien leo una de las más acertadas definiciones del engendro de la revolución chavista: La Venezuela de la inopia. ¡Bravo!

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