LA FRAGANCIA DE LA REBELIÓN
Tal vez en París le llamen tienda de nostalgias, es esa llena de cosas viejas de remotos tiempos, que por aquí en los Estados Unidos son “antiques mall”. Recuerdo aquel colmillo inmenso de foca que compré en West Virginia tallado a mano por un marinero y que poseía en la inscripción el año 1743. Recuerdo también el olor a historia, las gorras de soldados confederados, armamento de la época, espadas, uniformes, todas cosas de aquella rebelión contra el imperio británico, que devino en una pavorosa guerra civil, pero de la cual, esta, la cuna de la democracia, salió fortalecida por siempre.
Hace tiempo que me ronda en la cabeza el sacrificio de los jóvenes venezolanos que dieron su vida por la libertad, como si fueran soldados libertarios, como si fueran persuadidos de que perder la vida vale la pena, como si entendieran que el país todo y sus gentes honrarán su sacrificio, como si estuviesen convencidos que ese, el mayor de los esfuerzos, daría resultados, ¡qué cosas!, pero no termino de entender, si, créanme. No termino de entender lo de los espacios políticos cuando de lo único que entiendo es de los espacios de unos dos metros en cada tumba que podríamos multiplicar por más de cien. Requiero estudiar un poco más, estoy convencido, pero siempre me revuelve la duda cuando me hago algunas preguntas: ¿es que acaso el Consejo Nacional Electoral no era fraudulento?, recuerdo haber leído la posición de la Compañía Smarmatic asegurando fraudes monumentales, ¿No era el Tribunal Supremo de Justicia ilegal? ¿Qué pasó con los asesinatos, violaciones de los derechos fundamentales y la inventada guerra económica? Y otra: ¿el Vicepresidente, los sobrinos de Maduro, Reverol y otra larga lista de personeros de primera línea del Gobierno, no fueron acusados de narcotraficantes? Y la pregunta que me atormenta: ¿entonces cómo vamos a ir a medirnos en elecciones con todas estas falencias y el peso de nuestros muertos a los que desde mi punto de vista deshonramos con estos actos pusilánimes?
La rebelión es un derecho, así Maduro y Delcy, hagan la Asamblea Nacional Constituyente que les salga de la entrepierna. Los delitos han sido muchos para intentar ocupar espacios políticos cuando ya tenemos ocupados más de doscientos metros de tumbas.
Las personas arriesgamos cuando entendemos que el país por el que peleamos está en la misma página apoyando el esfuerzo de combate, apoyando el objetivo común y agotando junto a los combatientes los resquicios de las posibilidades, pero cuando las reglas del juego son cambiadas intempestivamente y se le da al enemigo la posibilidad de llevar la iniciativa, de reagruparse, de reorganizarse, realmente no tiene sentido el riesgo.
Estoy listo para ser atacado, pero es esta mi manera de pensar que no tiene que coincidir con la suya, porque mientras los cuerpos de nuestros jóvenes muertos, se descomponen, me temo que la clase política ya está descompuesta y esto pasó a ser solo, la fragancia de una rebelión.
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