52 CUENTOS
MALOS
Creen poder escribir el difícil género de la novela,
se creen en capacidad absoluta de hacerlo y todos sabemos que no es así, pero
les tengo buenas noticias, una de muy vieja data, de hace poco menos de dos
siglos atrás.
Si lograras escribir
con poca pasión, con poco entrenamiento y con poca motivación un cuento cada
semana, un relato corto, cada siete días, harías con toda seguridad cincuenta y
dos cuentos malos, seguramente muy malos, como lo dijeran los ibéricos, llenos
de “guilipolleses”, pero les repito, no todo es malo, porque al menos alguno de
ellos, de acuerdo a la estadística de uno de los más brillantes, imaginativos,
sub realista y futurista de los escritores norteamericanos, Ray Bradbury, que
probablemente no recuerden, pero si son lectores medianos, recordarán sus obras
más icónicas como lo son “Farenheit 451 y Crónicas marcianas”. De allí saldrá
ese cuento, ese relato que les cautivará cuando le dejen madurar en alguna
parte de esa gaveta del músculo de la imaginación, cuando le dejen envejecer,
crecer y realizarse solo en el cajón del olvido parcial, del cual lo sacarán
para dejárnoslo ver.
Hace algunos años, me contrató un periódico
para que escribiera una columna semanal de unos dos mil quinientos caracteres y
debo confesar que cobraba una miseria en comparación con otros cronistas, pero tenía
una fortuna, ¿saben porque?, porque no acepté imposiciones en la temática, tenía
carta blanca, para explayarme en mi imaginación y se lo agradeceré siempre al
editor. Con el tiempo, la costumbre hizo un hueco en el cemento del cerebro de
mis lectores y se recibieron buenas noticias, buena aceptación, había cierta
comicidad y hasta burla en mis escritos que a algunos producía cierto miedo y a
otros risas. El alcalde de la ciudad y los consejales me leían con la esperanza
de que no hablara de ellos y si lo hacía que fuera para felicitarlos o hacer
loas a alguna acción positiva, cosa que ocurría con cierta frecuencia, porque
eran muy buenos en sus trabajos, pero aquel Vice Alcalde, acomodaticio recibió “EL
KAMASUTRA POLITICO” que hizo mella, a
otro escribí con mucha sorna a favor del administrador de la ciudad que había sido
destituido injustamente “EL MALVADO ADMINISTRADOR” que procuró una felicitación
de parte de él y una llamada temerosa del Alcalde. Otro fue cuando se le
entregó la llave de la ciudad a la Chilindrina del Chavo del ocho, ¿la
recuerdan? Y por supuesto hice uno titulado “YO QUIERO MI LLAVE DE LA CIUDAD”
Al poco tiempo, me
permitieron escribir página completa y pasé a ser el escritor que más dinero
ganaba en este pueblo.
La moraleja es que se
debe escribir por diversión y todo saldrá mejor, porque como lo dijera Borges: “quien
escribe para comer, ni come ni escribe”
A los noveles
escritores, escriban sin pausa, diviértanse con sus desaciertos, que siempre
hay público para todos y cuando su mente se quede en blanco, háganle caso, que
es su subconsciente que les grita que eso no sirve.
Bernardo Jurado es escritor.
Su mas reciente novela" Volando en el Ataud"
a la venta en Amazon
Siempre he querido escribir sobre la migración de mis abuelos y padres, quizás es un tema vulgar, más ser ingeniero no ayuda, pero buen consejo - hay que practicar lo que se quiere
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