ESPERANZAS
MALAS
Si,
también las hay malas. Son aquellas que te dislocan la realidad a la que te
debes enfrentar, porque si no decides, la vida, las circunstancias o cualquier
otra cosa lo harán por ti.
“Es
que yo tengo la esperanza de que Venezuela cambie, en un futuro. Que todo
vuelva a la normalidad y que tú puedas venir a tu Patria” me han dicho con la
arrogancia del ignorante y paso a explicárselos mejor: en primer lugar
Venezuela no va a cambiar, ¡ya está cambiando!, no sé si para bien o para mal y
aquí me detengo porque los procesos sociales, sobre todo aquellos que tienen
que ver con la autoestima nacional, con el orgullo y el honor, son complejos y
sigo aclarando: cualquier persona que haya tenido la dificultad para comer y
haya acudido a buscar comida en la basura, infiero que quedará afectado por
siempre, infiero que ha sido vacunado, inoculado con una buena cantidad de odio
y resentimiento, cuando puede entender que esa situación se debe a la
ineficiencia de aquellos que han decidido que se les debe pedir permiso para
producir bienes y servicios, empleos y bienestar y que regulan hasta el amor.
En
un proceso educativo absurdo y personalista, fracasado y obtuso, nadie, pero es
que ni siquiera los hijos de Diosdado están a salvo, todos sin excepción se ven
afectados, positiva o negativamente y por aquí en el primer mundo, cuya tecnología
no deja de impresionarme y ya con más de un década, nadando en estas playas, me
doy cuenta que Venezuela corre despavorida hacia atrás, hacia el medioevo, con inquisición
incorporada.
Yo
estaba recostado a la barra del restaurant hablando con mi socio y entró ella,
con ese caminado elegante, como si no tocara el piso y la luz a su espalda
cuando la puerta se abrió, definía sus curvas y nos vimos y ella volteó la cara
y me dije: “es que tengo la esperanza de que se enamore de mí” y como es de
esperar, la estaba esperando un musculoso individuo con quien no quisiera
encontrarme.
La
segunda sentencia es: “que todo vuelva a la normalidad” deberíamos definir que
entiendes por normalidad, porque después de un terremoto tan prolongado, luego
del huracán del saqueo, posterior a la barbarie, considero que la normalidad no
existe sino en el recuerdo y me temo que define como normalidad la democracia
pre Chávez.
Y
la que me toca: “y tú puedas venir a tu Patria” y aunque se disgusten, a esta
altura del juego del vivir, creo que no me cuadra mucho la Venezuela lúdica a
la que Isabel Allende se refiere. Me gusta mucho más por aquí. Donde no se bebe
licor manejando y hasta de intento de homicidio, pueden acusarte. Creo que se
me acomoda más el orden y el trabajo, la responsabilidad con disciplina y por
supuesto después de todos los anteriores, podemos hablar de esperanza, no antes.
Hay
esperanzas malas, tal vez como la rubia del bar, tal vez como la del venezolano
que sin ninguna opción acude a ella negando la realidad, cual furibundo fanático.
El que tenga la esperanza de que todo vuelva a ser PRE-Chávez, vive negando la realidad, esta que nos lleva a la hiperinflación más absurda, está donde crean enfermedades y problemas en el norte del país o en las fronteras, para distraer que en el sur, en el Estado Amazonas y en el Estado Bolivar, continúa el saqueo más brutal y doloroso de nuestra madre Tierra.
ReplyDeleteCuando las minorías y mejor educadas, eso parecía, terminan razonando inexplicablemente para mantener las esperanzas malas de la mayoría.
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