UN CHISME MARGARITEÑO
El
novelista me llama ayer para informarme que hablaron muy mal de mi en la Isla
de Margarita, y yo tan solo riposté: ¿y que esperabas, que hablaran bien?, el éxito
tiene un precio y yo lo pago.
Continuó
el escritor diciéndome que fue con su libro a una reunión con un individuo que
no conozco de nombre Rodríguez Bermúdez que a la sazón es Contralmirante
retirado y presidente del Instituto de oficiales retirados seccional Margarita
y cuando ojeó su libro, editado por nosotros, pues desenfundó su rabia, debido
a los daños colaterales de un artículo mío titulado ‘La tragedia de ser infante
de marina’, porque el almirante sin flota es, para variar, un infante de marina
y arguyó que soy poco humilde, aristocrático, seguramente aseguró que también soy
un burgués connotado y yo le agregaría a mi odiador que le faltó monárquico, jerárquico,
odioso, chocante, pero que no podemos negar que tengo un público amable que
piensa lo contrario, pero a lo que vamos, que este escrito lleva implícito un
mensaje para todos, inclusive para Rodríguez Bermúdez, a quien no critico, de
ninguna forma, es su derecho pensar también que soy calvo y gordo.
Me
temo que es esta una actividad que me acompaña hace décadas, si, muchos años
ejerciendo el papel de asesino del chisme, yo me temo que a todos les pasa,
pero en mi caso personal, no me distrae. Pienso que hay tantas cosas que leer,
hay tanto que reír, beber, bailar, disfrutar, viajar y escribir, que los
chismes de los cuales ya he escrito, simplemente nublan las iniciativas, la
concordia, las sonrisas y no podemos perder ante el chisme a quien debemos
poner en cuenta de nuestro punto de vista y allí vamos, porque mi madre me
repite permanentemente que guarde el sable y resulta que a mi me gusta mucho
pelear, es como un deporte y miren que ya estoy cansado y un poco viejo para
esas trifulcas que con frecuencia podían acabar en puños.
Mientras
el escritor, admirado novelista, me contaba la oscura opinión de Rodríguez, yo
tan solo agradecía en silencio que me estuviera dando material para un nuevo artículo,
porque supondrán que los temas a veces se agotan y por otro lado, también en silencio
me hacía dos preguntas muy divertidas: ¿Por qué guardaste silencio cuando Rodríguez
atacaba a tu amigo? Y la segunda no menos importante y simpática: ¿Por qué te
sientes cómodo llamándome para informármelo? ¿es como para paliar la sensación de
San Pedro cuando negó a Jesús tres veces?
Queridos
lectores, después de leer a Honorato de Balzac, a Víctor Hugo, a Flaubert y a
los grandes clásicos, por favor no vengan a mi con chismes porque no tendré opción.
Al Contralmirante Rodríguez Bermúdez, a su segundo el Capitán Domingo Suarez Pieter,
les deseo éxito en su gestión y pónganse a trabajar, sin dilación, sin distracción,
sin envidiar, porque ante esto solo me resta citar a Salvador Dalí: ‘Hay algunos días en los que creo que voy a morir por una
sobredosis de satisfacción’
Esto
no pasa de ser, un chisme o tal vez, chiste margariteño sin importancia.
Bernardo Jurado
es autor de nueve libros, todos a la venta en Amazon y las más prestigiosas librerías
de Miami y el mundo, excepto en Margarita.
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