EL OJO DEL
TURISTA
Si,
es un ojo inquisitivo, meticuloso, a veces criticón, pero siempre con esas
ansias de conseguir, de escudriñar, de aprender y por ello es un buen ojo.
Todos
tenemos cosas de las cuales sentirnos asombrados. Todos sin excepción hemos
viajado así sea al pueblo de al lado y vemos cosas que los demás no, que los lugareños
dan por sentado.
En
dieciséis años navegando, pues, como es de esperar tuvimos muchos viajes en y
fuera del país y cuando tuve el poder de enseñar a mis tripulaciones el ojo del
turista, hacíamos una lista que comenzaba conmigo y terminaba en el último y más
joven marinero. Esa lista iba de acuerdo al país, a la isla del Caribe, al Istmo,
a la península, a la bahía, al puerto, al río, que visitáramos, de manera que
al que le tocara, debía documentarse y en la mar, dar a todos una conferencia
de los sitios turísticos, de los sitios históricos, de la economía, de la política,
de la historia reciente, del sistema de gobierno y de la idiosincrasia. Era una
buena práctica.
En
el 2014, me entrevistó el agudo periodista Jaime Bayly sobre una novela mía,
cuya trama se desarrollaba en Malasia. Ante sus preguntas, me acordaba de mis
tripulaciones y contestaba con cierta exactitud. El diseño del aeropuerto de
Kuala Lumpur, hecho por un japonés, donde el aeropuerto estaba en la selva y la
selva en el aeropuerto. Sus tres playas de estacionamiento de aviones, el alto
de la torre de control, también el estrecho de Malaca y Jaime no se pudo
aguantar y soltó la pregunta como una saeta envenenada ¿Cuántas veces has ido a
Malasia?
La
música que nos advertía que debíamos ir a comerciales, ya sonaba y con toda
maldad guardé silencio, uno dubitativo, esperando el segundo correcto, para
decirle la verdad: ‘yo nunca he estado en Malasia, pero los que leemos viajamos
gratis’
Miren
esto: usted puede vivir en un pequeño pueblo en el Táchira en Venezuela y allí hay
cosas que ver. También puede vivir en la Isla Mauricio en el Indico y no tengo
dudas que también, pero por un momento imaginen que viven aquí en Miami, donde la
pupila del turista se llena de mar y sol y veremos el rutinario sitio donde
vivimos con otro cariz.
Atraqué
mi buque de guerra en el muelle de la isla de Grenada. Allí había estado un par
de veces antes, pero no había estudiado lo que antes dije. Al poner el pie en
tierra, el Embajador me dio la mano con gentileza y acto seguido vi a la cima
del cerro, donde estaba aquella estructura color crema, que era la cárcel donde
se encontraba preso el presidente antes de la invasión americana. El Embajador
se percató y me pregunto que veía y le contesté que quería ir a ese sitio y
saborear la historia y me contestó: ‘tal vez sepas mas de esta isla que yo, iré
contigo’
No
permitas que tu ojo deje de ser un turista en tu vida.
Bernardo Jurado
es el autor de ‘370 ¿Norte o Sur?’ y ocho libros más, todos a la venta en
Amazon y las más prestigiosas librerías de Miami y el mundo.
Un excelente ejercicio colectivo. Aprender y apreciar a través de los ojos de los demás.
ReplyDeleteCada zona tiene su encanto y cada ojo puede percibirlo y narrarlo.
Maravillosa frase y respuesta "los que leemos, viajamos gratis".
Felicitaciones por tu nueva entrega.
Es así! Hasta el pueblo de "Tuñame", en los andes venezolanos, tiene sus encantos (o los tenía?). Vi allí el cultivo de rosas espectaculares, como pocas antes.
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