¿AÑORANDO A
PEREZ JIMENEZ?
Él
sacó del bolsillo el pequeño revolver Smith and Weson air weight calibre 38 y
le apuntó, mientras le dedicaba una mirada tal vez fría, tal vez sin mirada, vacía,
distante y le dijo con voz autoritaria y amenazante: “te ordeno que me ames, es
tu obligación y debes cumplirla, jamás he amado a una mujer como tú”
Ella,
temerosa, levantó las manos, desarmada y fingiendo una sonrisa, le preguntó: ¿puedo
besarte?
-No,
no es el momento, no seas hipócrita y cobarde, solo te pido que me ames y me
seas fiel, leal y te daré todo.
Con
el tiempo y la convivencia, la amenaza parecía haber desaparecido, inclusive
hubo risas, buenos momentos, paseos y comenzaron a cordializar con parejas
amigas de él y ella dejó disipar lo pasado para saborear el presente. También, comenzaron
las gentilezas y en alguna oportunidad hubo sexo consensuado, ¡ya saben cómo
son las emociones junto al vino!
Buen
lector, le comentaba sobre los autores y ella recurrentemente se preguntaba: ¿Por qué todo
comenzó de esa manera indeseable y agresiva, si tiene todo para cautivarme,
para enamorarme? ¿Será que estoy enamorándome? Es un buen hombre, eficiente en
su trabajo, ahora tengo casa, con todos los jugueticos, tengo futuro a su lado
o al menos eso parece. Está construyendo una nueva y mejor casa y su profesión va
de viento en popa. Si, le admiro, por su eficiencia, por su visión de futuro,
por compartir sus conocimientos, su exactitud, su cultura, su garbo y honor
conmigo, pero ¿Por qué tuve que ser amenazada?
El
General Marcos Evangelista Pérez Jiménez, se hizo del poder por la fuerza en
1948 y fue eficiente, culto, exacto y llenó de honor a la patria y otras cosas
menos tangibles, pero lo que si lo es, es que construyó, realizó las más
grandes y progresistas obras de infraestructura con exactitud militar, pero
nada es perfecto y los pusilánimes querían opinar, estorbar con sus opiniones. Los
grandes y fastuosos carnavales, las fiestas en el salón Venezuela del Círculo
Militar cautivaban a aquel país que ya no existe y esa afición por el hombre
fuerte que siempre logró resolver los entuertos, si, ese hombre que se rodeó de
los mejores entendiendo que no lo sabía todo y nadie puede negar que hubo
progreso, mientras en las cárceles se podrían algunos disidentes, algunos que
osaron no obedecer, porque el objetivo no lo permitía.
Para
aquellos que añoran a Pérez Jiménez, tengan cuidado, porque se requiere que ya maduremos
y por favor no olviden que tuvimos a Chávez, el tonto que vendió lo mejor de
los dos mundos: la supuesta eficiencia de la bota militar, el orden que
suponen, el castigo a los corruptos, la visión de futuro y la planificación,
junto a los derechos democráticos y ya
saben, todo fue mentira y en ambos casos, los dos militares sacaron aquel
revolver del bolsillo y le dijeron a la dama: “te ordeno que me ames” y ella
llegó a hacerlo, sin olvidar nunca la amenaza que tal vez la destruiría.
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