ZARPE A HORA CONVENIENTE
Una
pusilánime manera de quitarse la responsabilidad la gente de tierra. Era la
forma de dejar toda su responsabilidad en manos de los comandantes en la mar y
ellos salir airosos de la tontería política que les atormentaba.
Aquella
noche en la Base Naval de Punto Fijo, en el Estado Falcón, al oeste de
Venezuela, donde los vientos normales dejarían pálidas a algunas tormentas
tropicales floridanas, estaba de guardia y llegó el radiograma: “Zarpe a hora
conveniente para estar mañana a las 0800 Horas en aguas de la Isla de la
Blanquilla, para prestar seguridad al Presidente”
Debo
aclarar que este cuento tiene tantos años que el Presidente era Carlos Andrés Pérez
y este era un natural y normal procedimiento.
Fui
al puente y busqué la carta apropiada, tomé mi compás y saqué la cinemática a
diferentes velocidades y con la más rápida de ellas, ya teníamos para el
momento, media hora de retraso. Con estupor, levanté la vista y el anemómetro marcaba
unos treinta y cinco nudos de velocidad y se esperaba que aumentara. Llamé a capitanía
de puerto para solicitar remolcadores que nos pudiesen ayudar en el suicidio
colectivo que nos ordenaban y no poseían nada disponible, estaban apoyando la
entrada de tanqueros en las petroleras, a menos que fuera una emergencia y tardarían
un par de horas para estar a nuestro costado de estribor. Perdería o perderíamos
nuestra amada carrera, pensé.
El
Comandante, a quien no pienso nombrar para evitar, debido a mi avanzada edad,
otro llamado de atención, porque él cree que seguimos siendo los mismos
muchachos y que no hemos envejecido, ese individuo, espécimen de cuatro
testículos, de hombría a toda prueba, de profesionalismo quirúrgico, de
impecable actuar a quien de manera inesperada seguimos admirando y hasta me atrevería
a asegurar que tenemos en nuestros más tiernos afectos, una suerte de padre
medieval, una mixtura entre Atila y Juan Pablo II un personaje que no entendíamos
pero en el que confiábamos con ojos cerrados, un líder que lideraba a líderes,
estaba leyendo un libro en inglés cuyo particular título era “IT”, de caratula
blanca con letras amarillas y del autor ni me pregunten, porque la sesión que
paso a contar no fue fácil: ¿Cuál es la hora más conveniente?, me preguntó a
quemarropa y le contesté: tenemos media hora de retardo.
Toca
rol de maniobra que nos vamos, ¡pero mi Comandante hay treinta y cinco nudos de
viento! Y me vio con desprecio: ¿necesitas que te repita la orden?, “las
alternativas siempre son dos: o te quedas en tierra o me ayudas a sacar este
buque, ¡decide!”
La
maniobra jamás repetida la vi en primera persona. Lo más impresionante era su
serenidad, la seguridad, la sapiencia de estar absolutamente convencido de su
talento como maniobrista conocedor de su inmenso y potente buque.
Antes
de que pudiéramos darnos cuenta, ordenó largar todas las líneas de amarre, el
buque se separó peligrosamente y comenzó a rugir, cuando Julio Chacón ordenó
ambas maquinas emergencia atrás.
Una
maniobra de lujo, inolvidable. Una prueba sin igual en mi aprendizaje. ¡Si, se
llama Julio Chacón Hernández y además es mi amigo!
Merecido homenaje que cobra más valor dadabla califady estatura moral y profedprofe de quien lo rinde, máxime cuando es un profesional naval quien en si mismo fue comandante de custrc buques de guerra. Ambos son merecedores de un tributo de admirsciad y afecto por sus inmensos valores humanos ,profesionales y ciudadanos
ReplyDeleteCompañeros , Julio y Bernardo, me lleno de orgullo por sus vidas dedicadas a nuestra patria. Dios los guarde muchos años y sean uds reserva moral para enrumbar nurdtrs armada a su destino de gloria.
Gracias por vuestro ejemplo.
Merecido homenaje que cobra más valor dada la calidad y estatura moral y profesional de quien lo rinde, máxime cuando es un profesional naval quien en si mismo fue comandante de cuatro buques de guerra.
ReplyDeleteAmbos son merecedores de un tributo de admiracion genuina y afecto por sus inmensos valores humanos ,profesionales y ciudadanos
Compañeros, Julio y Bernardo, me lleno de orgullo por sus vidas dedicadas a nuestra patria. Dios los guarde muchos años y sean uds reserva moral para enrumbar nuestra armada a su destino de gloria.
Gracias por vuestro ejemplo.
Definitivamente una anécdota que me obliga a admirar cada vez más a mi querido amigo y compañero y amigo Julio Chacon, tu eres también ya parte de mis afectos por marino de verdad y sincero crítico de las malas prácticas.
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