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Friday, May 6, 2016

EL BRONCE DE QUEVEDO


EL BRONCE DE QUEVEDO

            Estuve en aquella recepción que recuerdo era una primera comunión. La prima comulgante ya debe ser abuela, infiero. Sentada, vestida de lino verde agua en aquel calorón de la temperatura del centro de Venezuela, estaba ella, que ya pintaba algunas canas, no por la edad sino por el peso de la genética y la contundencia de la personalidad, por cuanto cualquier venezolana gastaría toneladas cúbicas de tinte de cabello para ocultarlas, pero no ella.
            La inteligencia y las sólidas personalidades me cautivan y conversamos y nos conocimos creo que por siempre, pasó por mis aulas y fue mi avanzada alumna, siempre pendiente del “Bronce de Quevedo” que es como definía Jorge Luis Borges, el buen hablar, el cuido supremo del lenguaje, del buen actuar, del buen vestir.

            En los restaurantes me trataban como quien lo hace con el Príncipe de Asturias, extrema atención y amabilidad, pero al salir solo los verdaderos amigos continúan en esa cambiante lista de intereses. Ellos, los camareros y dueños de los bares, no eran mis amigos, eso está y estará claro en mis prioridades, ellos eran amigos entrañables de mi tarjeta de crédito y por ello, desde aquí en el exilio de ya una década de crecimiento y felicidad, solo las personas como la Doctora Doris Alicia López, permanecen intactas en mis recuerdos y afectos, su único interés es el crecimiento y la concordia de conseguir en su difícil profesión y otros conocimientos, el solaz divertimento del saber mejor y mas.

¿Qué les parece si les digo que alguna vez vino a visitarme? Como ocurre con nuestros coterráneos, me preguntó insistentemente sobre que quería de mi país y siguió insistiendo faltando ya poco tiempo para tomar su avión y yo como si no la conociera lo suficiente, yo, a sabiendas que no podría, le dije con desparpajo: “tráeme una virgen del valle del espíritu santo”

Llegó a Miami con rumbo a una conferencia no sé dónde, su estada sería muy corta y de repente me la entregó. La fui a bendecir en casa de su colega la Virgen de la Caridad del Cobre y se armó un revuelo entre los religiosos y ahora mismo, desde hace muchos años, mi patrona, traída por Doris, reposa en mi mesa de noche y vigila mi sueño en las noches.

Doris es un regalo griego, hija del océano y madre de Nereida en la mitología, idealista, imaginativa, intuitiva, espiritual y visionaria y la etimología de su nombre traduce al “Bronce de Quevedo”  ¡mujer Dórica!, la que nació en Siales de padres griegos, no se puede conseguir más exacta descripción de mi amiga, su nombre y ella son un matrimonio perfecto de sapiencia y simpatía.

Hoy cumple años y su cabello blanco la hace ser diferentemente elegante, hoy es un año más de amistad que celebro desde la segunda fila de su vida con el aplauso del profundo cariño y admiración, hoy veo a la Virgen del Valle y la recuerdo a ella, porque creo que desde lo alto del Olimpo de donde viene su griego nombre a dos mil novecientos dieciocho metros, ella podrá ver a lo lejos las costas que nos separan, unidas por la amistad de siempre.

¡Feliz cumpleaños mi muy talentosa y admirada amiga!

              

           

2 comments:

  1. Bello honor a esta amiga en común, BZ marino

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  2. felicitaciones por tu elogio a la amistad con respeto y consideraciòn, que la sagrada virgen te siga protegiendo e iluminando el entendimiento con los sentimientos sinceros...

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