Y DE PASO LA LUNA ESTABA LLENA
Compré
las entradas por internet creo que el martes pasado y lo anuncié con bombos y
platillos en casa: ‘vamos al teatro’
Nos vestimos,
nos pusimos bonitos, pues, como quien va a una cita de amor, porque el teatro
es eso, una cita de amor con alguien inteligente y divertido y ella coqueteaba
frente al espejo, sacaba la mágica caja donde guarda joyas, collares, zarcillos,
se ponía unos, se quitaba otros, había emoción, expectativa, todo un año sin
hacerlo, todo un año de alguna forma confinado. ¿Y las entradas, donde nos
vamos a sentar?, tranquila mi amor, ya verás, le dije con tono misterioso.
La
tarde estaba malva con corredores rosados y azules claros y el sol nos pegaba
exactamente a los ojos porque íbamos hacia el oeste. Al llegar saqué mi celular
y se lo di a la amable joven que estaba junto a otras tres en la puerta del
inmenso estacionamiento y escaneó mi entrada y allí me percaté que en eso el
mundo también ha cambiado.
Siga las
señales de las personas identificadas y así lo hice, una, otra que me señalaba al
siguiente y todo esto a bordo de mi carro y un cuarto que me indicó mi puesto
de estacionamiento. Al bajarnos del vehículo, se encargaron otras damas y nos
llevaron a nuestros asientos al aire libre en el Miami Dade County Auditorium,
y éramos unas cincuenta personas. Paradójicamente todos hablaban en inglés,
bajito, con buenos modales y nuestras sillas no distaban mas de dos metros del
escenario donde veríamos la ‘Symphony Cuban with the Alonso Brothers’
-Mira
mi amor, el sol se está poniendo entre aquellos árboles, mira que belleza y yo
le dije: ahora mira al otro lado, hacia el este y verás la luna más bella que te
dedico. Parece algo cursi, pero es que estábamos encantados del ambiente, la
temperatura, el sitio, la gente culta y llena de sabiduría y distancia y
aparecieron estos jóvenes a quienes se les habían acomodado un par de pianos de
cola de frente y nos pasearon por Pérez Prado, Chucho y Bebo Valdés, El Manisero, The black lady dance, Son de la loma y todos los demás géneros:
mambo, latín jazz, merengue, bolero, salsa y entre pieza y pieza ellos con
perfecto inglés matizado con perfecto español y buen humor, nos instruían sobre
la historia y las leyendas de esa música cubana que a todos ha influido.
El
juego de luces y el sonido eran excepcionales y había gente que escogió
ver el espectáculo desde sus vehículos a un precio menor, a quienes se les dio
la instrucción de aplaudir si lo deseaban, haciendo cambio de sus luces, pero
queridos lectores, más allá de lo que pueda describir en esa noche, con
distancia social, con un par de pianistas que hacían llorar a sus instrumentos
y que sacaban de ellos acordes jamás escuchados por mí, si, más allá de eso, estamos
enamorados y de paso la bendita luna estaba llena.
Bernardo Jurado es escritor y CEO de
Jurado Grupo Editorial.
No comments:
Post a Comment