DESPUÉS DE
LA TORMENTA
El
noventa y nueve por ciento de lo que piensas en términos de estrés, de
mortificaciones, de preocupaciones, nunca pasa, de manera que tu enemigo está
en tu mente.
Luego
de cuarenta y ocho horas encerrado en el bunker en que se convirtió mi
apartamento una vez que tranqué mandantoriamente todas las ventanas con esa
suerte de acordeón de metal que no permitió el paso de la luz natural,
esperando al huracán Irma, mi sensación es la misma que la de estar dentro de
un submarino, solo luz artificial y tan solo el sentido del oído como medio de comunicación
con el externo.
Detrás
del acordeón, estaban las ventanas de alto impacto que solo aguantan vientos
huracanados de categoría tres y recuérdoles que Irma era cinco. Por no dejar,
de vez en cuando las abría para sentir el rugir del león y era realmente
intimidante. Mi mente se iba a pensar en mi hijo y el resto de la familia y hoy
en la mañana abrí todo, ya el león se había escapado, todo en silencio, aterradoramente
en silencio y descubrí un bello día allá afuera. Como impulsado por resortes me
vestí como pude con ropa deportiva y corrí a la marina para ver los barcos de
mis amigos y saltando entre árboles caídos, pude llegar para encontrarme con un
cementerio hundido excepto por dos de ellos, un yate de pesca y el velero “Ita”
del Capitán Federico al que ayudé a amarrar el día anterior a la venida del
mayor monstruo que ha cruzado el Atlántico y que tan solo perdió una cornamusa que
debe costar $4, de manera que la física siempre obedece a sus leyes y está en
el amarre el salvar tu barco para el próximo que seguramente no será tan fuerte.
En
mi carrera naval tuve tres experiencias de huracanes en la mar y confieso que
es aterrador hasta que lo enfrentas y confías en tu entrenamiento y entiendes
que él es un ser vivo y aplicas la física aprendida en las aulas y sales victorioso
pero más humilde porque al final de la batalla entiendes que nadie gana y de
alguna forma así es la vida. El huracán actúa de acuerdo a su naturaleza y tú
haces lo propio.
Hoy
amaneció muy bonito aquí en Miami. La ciudad ya trabaja para volver a su
normalidad. La policía en las calles y por precaución han ordenado toque de
queda y como pasa siempre, más pronto que tarde estaremos listos para recibir a
los turistas, aquí, en la Capital de los cruceros del mundo, donde aprendemos a
vivir con lo que en otros sitios sería una catástrofe, pero aquí no, aquí siempre
pensamos, con una sonrisa, en EL DÍA DESPUES DE LA TORMENTA.
asi es amigo! Como "MARINO RUMBOS" ENFRENTASTE UNA TERRIBLE TORMENTA Y SALISTE AIROSO.
ReplyDeleteManuel García El Espartero. Era pobre, pero por su valor y simpatía se hizo rico y célebre. Muy castigado por los toros, de él es la frase "más cornás da el hambre". La adulación popular -o tal vez la ambición o la soberbia- le impulsó a dejar su vida en las astas de un toro, precisamente del fatídico hierro de Miura.
Mas cornàs da este régimen y lo superaremos como tù a Irma.
Saludos, gracias a dios y las medidasprevistas y oprtunamente adoptadas hubo las perdidashumanas que me relataste, no priiaente a cuasa de Irma, gracias a dios que volvio la calma y que estan bien y la ordem es..cuidarse..
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