67 MILAGROS
Ese once de Febrero, fue un día muy crudo, de intenso frío,
de humedad. Corría el año 1858. Ya había aparecido y era fulgurantemente
blanca, angelical, irradiaba paz y tranquilidad.
Por no creer en los
milagros, por ser mas joven que la religión y la fe, por ser ignorante de las
fuerzas superiores que nos dominan y que por tal razón, poco entendemos, también
por ser inocultables y debido a que aun viven muchos de los devotos curados, se
abrió el comité internacional de Lourdes, con sede en París, compuesto por
treinta médicos y científicos de todas las especialidades que a la vez
conforman toda la pléyade de la raza humana y diferentes religiones, a manera
de hacer mas escéptico e imparcial el diagnóstico y no permitir que entren en
las decisiones, dogmas y creencias.
Al ser tan evidentes las
pruebas, es la Iglesia católica la que
pone las trabas en la comprobación de los milagros y las causas de los santos.
Es un juego en el tiempo infinito de la institución. Los científicos no lo
pueden creer desde el método y por ello nada pueden decir, que no sea argüir alguna
que otra opinión que a la final nada tiene que ver con el milagro, por aquello
de que siempre algo se debe opinar y por la arrogancia de la ciencia y quienes
la componen.
Siete mil curaciones sin explicación,
siete mil milagros, siete mil vidas con propósito, que se abocan al bien, después
de la gigantesca lección. Médicos otrora agnósticos se convierten en fervientes
creyentes y por ello declinan el pertenecer al comité internacional de las
causas de Lourdes y la fe gana en ellos los mejores predicadores que dejan de
jugar a ser dioses, para creer en uno, el todopoderoso y siempre eterno.
Para evitar la
popularización de los hechos y también la mezquindad humana, la Iglesia ha
puesto condiciones para declarar un milagro y estas son las siguientes: 1. Que
las dolencias del paciente sean incurables, 2. Que se compruebe la total
ineficacia de la medicina, 3. Que haya sobrevivido de manera instantánea, 4.
Que haya sido una curación absoluta. Es por ello que tan solo sesenta y siete
de los más de siete mil, han sido proclamados como milagros de curación de la
Divina Concepción, Virgen de Lourdes.
Hoy es once de Febrero,
ha bajado la temperatura vigorosamente, es tarde en esta noche de expectativa, hay
humedad y viento y Venezuela cierra ciclos de sufrimiento al unirse en contra
de la maldad y la miseria. Ellos (los comunistas), no creen en nada, solo en el
partido y este les paga con el degredo, cuando evidencian lo antes escrito,
porque el comunismo es la religión del mal y la muerte y no consiguen paz en
ninguna de sus absurdas y violentas asambleas.
Hugo Chávez, sabe bien lo
que es estar enfermo terminalmente y hasta el, espera un milagro, pero no sabe
que esto solo está vedado para almas buenas y por ello lo bañan en Sorte, lo
despojan a escondidas e intentan protegerlo sin éxito, de su propio mal.
Los milagros existen, pero debemos orar.
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