GRUPO DE
EXTERMINIO
Son
unos asesinos a sueldo y con frecuencia lo hacen tan solo por diversión, por
lenidad, por flojera.
Escuchaba
a Tito Rodríguez, a Manzanero, inclusive a la Lupe, ni hablar de Alfredo Sadel
o de Gardel y no puedo menos que exclamar ¡que inspiración, que lucidez, que brillantes
tanto los compositores como los sensibles intérpretes!, pero yo sé muy poco de música,
del inmenso universo de la música y no por ello estoy descalificado en mi
gusto, tampoco estoy viejo, por cuanto hay interpretes jóvenes, contemporáneos,
actuales. No es necesario, ser un erudito en música de cámara para al
establecer una comparación sepamos qué tiene calidad y que no y como siempre
digo, espero que mis letras no ofendan a nadie, pero me temo que cuando se dice
la verdad, siempre quedará un grupo en el ángulo de ataque de esa pala de timón
que es dar alguna opinión.
Me
invitaron a recibir el año nuevo en el Hotel Hilton de Brickell y la noche será
amenizada por la orquesta La Billo’s Caracas boys y de no haber tenido
compromisos previos no lo hubiese dudado. Esas canciones viejas, llenas de
sabor a mi juventud, llenas de amor y sabrosura. Lo que quiero ilustrar esta
noche, perdón, realmente no deseo ilustrar nada, quiero denunciar ante las
autoridades, ante la corte celestial para que nunca jamás puedan entrar al
cielo, para que purguen por siempre el inmenso pecado de usar tres palabras
para hacer una canción de Reguetón, es a esos lambareros de mal aspecto, de
escasés comprobada, de cultura ausente, que dinamitan el pentagrama con
barbaridades que harían levantar de su tumba a Benny Moré.
Hay
otro grupo, no menos peligroso y violento que también denuncio, con rabia, con
furor, con todas las fuerzas de mi alma y es a aquellos cuya ortografía son una
suerte de desechos virulentos de su lenguaje pero sin “h” intercalada, porque
al asumir que la letra prenombrada es muda, pues, ¿para qué hablar de ella?,
son ese grupo de exterminio que no entiende porque la palabra “que” debe ser
escrita con la antipática “U” y la “E”, cuando tan solo una Q, será suficiente
para que el regetonero que lea el mensaje de texto sepa bien que: “ ¿a q ora no
vemo pa la rumbita?”
Considero
que Cervantes y Saavedra, que para los efectos de los reguetoneros no son dos
tipos sino una sola persona, se revuelca con frecuencia en la tumba de “Las
trinitarias descalzas” donde descansan sus huesos y al que llamaban el “Manco
de Lepanto”, no porque lo fuera sino por una herida de proyectil que le
inutilizó la mano, pero más allá, fue el autor del Quijote de la Mancha.
Ambos
grupos, prenombrados con sorna y burla, prenombrados con desprecio tal vez, son
un grupo de exterminio del buen gusto, de las buenas formas, de mejores
maneras, ¡pero alto!, debemos entender que ellos no existirían sino tuvieran un
público dispuesto a escucharles al menos, porque infiero que los textos son
privados.
Bernardo Jurado es el autor de ocho libros, su más reciente obra es la
novela “Volando en el ataúd” todos a la venta en Amazon y las más prestigiosas librerías
de Miami y el mundo.
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