LA NATURALEZA DE TU CANCIÓN

LA NATURALEZA DE TU CANCIÓN

            La naturaleza de tu canción tiene una relación lineo funcional con el manejo emocional y cuando hablo de la canción me refiero metafóricamente a tu vida y como la gestionas.

            Para las emociones más básicas del ser humano, las damas en particular, aprenden en su primera infancia que todas pueden tener una sola respuesta y además exitosa y paso a explicarlo mejor con algunas preguntas cuyas respuestas todos saben pero que probablemente no han internalizado y allí voy: si una dama está sumamente alegre, feliz, exultante ¿qué hace?, pues llora de emoción. Si otra dama está triste, pues lo lógico sería llorar, también. Probablemente nos consigamos con alguna que está aterrorizada por ese perro furioso que la abordó agresivamente, aunque el dueño pudo dominarlo evitando un incidente y ante tamaña afrenta, ante tamaño riesgo ¿Qué hace? Y ya saben la respuesta ¿verdad?

            No quiero fastidiarlos más, pero en esa película romántica o tierna, ¿sus ojos no se humedecen? ¿O tal vez el policía que ejerciendo el libérrimo deber de detenerla por haber cometido una infracción, no se consigue con una dama confundida emocionalmente que llora a raudales?

            ¿Es que son más sensibles?, no hay dudas, ellas son tiernas y además la primera patria de todo humano, pero debemos reconocer que cada emoción deberá tener una respuesta cónsona o de lo contrario estamos frente a una confusión.

            No crean, a los hombres también nos pasa, no es una cuestión de sexo sino se debe al complejo de Electra y al de Edipo y puedo recordar a ese recio escritor que presentaba su libro aquí en Miami, recién llegado de Venezuela y yo estaba en el público para escucharle, habían creado una interesante expectativa sobre su obra y para mi sorpresa, al tomar la palabra comenzó diciendo algo así como esto: “yo quiero agradecer a mi esposa por su apoyo, por las noches de insomnio, por sus consejos” y la voz se quebró y comenzó a llorar y todas las damas susurraron al unísono: ¡qué bello! Mientras yo dije: ¡qué clase de maricón!

            Para mis efectos es imperdonable el intentar manipular desde la lastima a una audiencia haciéndose el débil, el sensible, el pobrecito o ¿es que acaso no se trata de hablar de su literatura, de sus ideas, de su investigación?

            Pueden atacarme, descarnadamente, pero todos sabemos que estamos frente a una manipulación o frente a un individuo de mal manejo emocional y cuando hemos leído a Freud o a Jung, cuando se entiende que las emociones son el termómetro de la vida como ya lo hemos escrito en este espacio, simplemente nos debemos parar y no comprar el libro del llorón dicotómico.

            Churchill escribió: “uno crea su propio universo sobre la marcha” y este universo está manejado por las emociones a las que debemos domesticar, reeducar, canalizar y conseguir la respuesta correcta a cada una de ellas o de lo contrario se adueñarán de nuestra vida, ahogadas en el valle de lágrimas, que no nos dejará avanzar y darle la justa dimensión a los problemas.