LA
FELICIDAD DE UN ORGASMO
Ella
gemía, inferimos que no era por dolor sino por placer, pero me pregunto: ¿Y
porque gemir, quejarse, gritar por placer? Y con evidencia aplastante, ya sé
desde hace mucho tiempo la respuesta y confieso que me gusta.
Sudor,
saliva y oros fluidos que no describiré para proteger a los menores que puedan
leer, pululaban y hacían del ambiente de la lujosa habitación algo fenoménicamente
rico.
Era
impecable, iluminada la habitación de manera difuminada por las velas y por las luces de la bahía, porque tenía toda una
pared de vidrio y desde lo alto del apartamento expresamente se diseñó para
evitar que nadie viera desde afuera sino desde adentro. El combate no era
normal, la cama era la más maltratada y a veces pienso que rugía de dolor de
tantos avatares y vaivenes de la pareja madura ya, que desempolvaba sus
aventuras y de repente: ¡la explosión buscada y de alguna forma espontánea de
ambos!, fue por decir lo menos memorable y se tumbaron exhaustos y sonrientes y
habían perdido la noción del tiempo, parecía que hubiesen pasado siete días y
estaban felices, pero no fueron felices, ¿me explico con lo del estar y el
ser?. El primero, el estar, infiere transitoriedad y el ser, permanencia, de
manera que podríamos comparar el escandaloso orgasmo con un parpadeo, con un
instante con sabrosura y lujuria pero falto de amor, solo una breve aventura exploratoria,
un reto a la testosterona, a la oxitocina; a los estrógenos y allí nos preguntaríamos:
¿fue realmente como dije antes, memorable?, no lo creo, porque no nos turbará
demasiado, ambos ya hemos tenido experiencias similares, susceptibles por
supuesto de ser repetidas.
El
16 de Junio cumplió años, el 21 de Junio fue detenido y ya el 28 estaba muerto
a palos y electrocutado y los sádicos torturadores como ya lo han hecho en repetidas
oportunidades con otros cuerpos, con otras mentes, pensaron que no sería
memorable, sería un encuentro más, un orgasmo más y estaban felices desde su
turbada mente, escuchando los gritos de sus presos y aseguraríamos que lo
disfrutaron como si de un orgasmo se tratara y ya lo volverían a hacer otra
vez.
Costillas
fracturadas, al menos seis de ellas, desprendimientos, hematomas visibles,
hemorragias internas aún por determinar, choques eléctricos que dejaron marcas no solo físicas,
sino mentales, mientras reían, disfrutaban del encuentro, sudaban haciendo lo
mejor que saben, escupitajos y otros fluidos que tampoco quiero nombrar para
proteger la psiquis de mis lectores, descontrol de esfínteres y ya basta,
porque hay una diferencia entre el estar y el ser.
Rafael
Acosta es asesinado por creer y mantener sus creencias y valores, mientras que
los monstruos están ahora asustados por su consuetudinario abuso. Como alguna
vez lo escribí, este país, Venezuela, ha perdido su alma en alguna parte de la
oscuridad. La felicidad a sus torturadores duró lo que un orgasmo. Ya tendremos
tiempo, mucho tiempo para conseguirles y hacerles pagar, basados en la justicia
y la ponderación, su enfermedad.
Vista Sagaz Impacto Fulminante
ReplyDeleteBrutal comparación Bernardo... una triste realidad sin embargo. Ojalá se pueda llevar a cabo algún tipo de justicia.
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