EL ALTAR DE
LA SOLIDARIDAD
Me
consta, más de una semana trabajando sin receso, también el muy maluco puso a
sus padres, quienes con una sonrisa, parecían disfrutar la faena, me mandaba
los videos de ellos, picando cosas, cocinando, arreglando y por supuesto, como es
costumbre también libando.
Esa
tarde estaba de ensueño, eran las siete cuando llegamos al evento y ya saben
que en estas épocas, debido a la latitud anochece pasadas las ocho de la noche
y el ángulo solar daba un color dorado a todo.
Comenzaron
a llegar algunos maduros invitados, mientras Rodolfo, un verdadero y abnegado
profesional de la fotografía manejaba el ego de los fotografiados como si fuera
un psicoanalista: “así quedaste bella”, “si sonríes mirando hacia arriba, parecerás
una reina”, “con esta luz todo te favorece” y hasta a mí, me llegó a decir que parecía
más delgado de lo que adiposamente estoy, pero lo dice con convicción andaluza
y su palabra y tono no aceptan remilgos, porque ¿a quién no le gusta que le
digan que ha quedado bonito?, pues, él lo dice sin empaches, con profesional
lisonja, ¡es algo increíble! Y hoy me han llegado las fotos y las he visto con
detenimiento y Rodolfo tiene razón, parezco más delgado y hasta con una
cabellera profusa, es un artesano, un mago y además es primo del novio, porque
no les he dicho que estaba hablando del matrimonio de mi amigo el cocinero, que
además es Doctor, cirujano general con especialización en bypass gástrico, pero
primero lo primero: es un excepcional cocinero, pero si hablamos de
excepciones, es un amigo sin par.
La
unión fue oficiada con gallardía y la novia, la bella novia, lucía esplendorosa,
luminosa, descollante, despampanante y él estaba nervioso, tanto que se la
cayó el anillo al suelo y casi como por reflejo instintivo todos nos tiramos
de cabeza a recogerlo.
La
María Angélica Mora Malpica, tan venezolana como una arepa, se ha casado con el
Doctor Oswaldo Penisi, tan venezolano como la empanada y han hecho ambos, un
gran pabellón criollo de excepcional sabrosura, porque todos sus devotos amigos
estamos tan contentos como ellos. Ya no somos tan muchachos, ninguno y por eso
mi corazón se contenta cuando mis amigos son tan queridos, porque esto no es
improvisado, no señor, esta unión es el producto fiel de la convivencia amorosa
y alegre, esta unión es “el altar de la solidaridad”, endulzado con la admiración
de los que los queremos a ambos.
Palabras
de la novia: “vivir con Oswaldo es una gymkana” y ¿cómo no va a serlo? Cuando puedo
asegurar que el muy experimentado galeno ha leído a Honorato de Balzac cuando escribió:
“Un matrimonio debe incesantemente combatir a un monstruo que todo lo devora:
la costumbre”
Me
siento muy contento, nos sentimos todos muy contentos de su amor que
compartimos como nuestro, porque les queremos tanto, que podríamos asegurar que
son mis hermanos de otro vientre. Felicidades a los esposos Penissi Mora,
felicidades por esta vida que nos toca vivir en este Altar de la Solidaridad.
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