EL GRINGO
DE LOS GOLFEADOS.
Ya
había cocinado una paella para ellos y me invitó a un “pousse café” en el
encantador patio trasero de su casa, donde también reposa su motor home. El
frio picaba un poco, pero el licor hacia su trabajo y prendió un “heater” a gas,
un aparato que traduce al español, calentador, pero del aire. Las damas
llegaron y la conversa creció más en aprecio y el gringo me tocó el tema político
venezolano con una soltura y profundidad que me impresionaron. Está tan claro y
maneja tantos detalles que si la conversación no hubiese sido en inglés, yo
hubiese pensado que era venezolano.
Con
evidencia su fenotipia caucásica le delataría, pero es que Bobby, mi amigo,
esposo de Gloria que es esas de mis hermanas de otro vientre y con quien tengo
casi cincuenta años de amistad, si, nos conocimos antes de los diez años y
aunque las distancias nos han separado, el amor nos mantiene unidos con un hilo
de plata al mejor estilo de Lobsan Rampa, pero a lo que voy: yo lo veo clarísimo,
esto que sucede, ya está sirviendo para algo, porque sin querer, con humildad,
con visión del pasado, de la equivocación del pasado, ya no hay un solo
venezolano, ni dentro, ni fuera del país que no entienda que el socialismo es
por decir lo menos una mierda; y así son las cosas, porque nadie aprende por
cabeza de otro y vemos a Méjico y decimos lo que los cubanos a mí me dijeron y
el ciclo se repite, la ciclotimia sube y baja y otros nos sentimos aterrados
con España y Pablo Iglesias y los peludos absurdos que se creen Robín Hood con
el derecho de dilapidar el dinero de otro.
Gloria
de repente nos interrumpe y me pregunta a quema ropa: ¿ya tú probaste los
golfeados de Bobby?
Para
aquellos que no son venezolanos, el golfeado es una suerte de enrollado
horizontal, con queso y una mezcla de papelón que la verdad no sé cuál es su proporción
y no pienso buscarla, porque para eso ya tengo al venezolano Bobby, que no
habla español, pero que ha depurado de manera excepcional la técnica. Tanto,
que pronto va a abrir tal vez en Jacksonville, tal vez en Saint Agustine, la
primera y única panadería venezolana. Realmente se venderá pan, pero el fuerte
serán los golfeados y las bombas llenas de crema y chocolate.
Algunos
no me creen, pero esto está pasando para nuestro crecimiento superior. Esto está
pasando también para influir en el mundo, interrelacionarnos, ser mejores y más
abiertos y entender que es el trabajo honesto, es el seguimiento de las reglas,
la educación y el respeto a las leyes,
la vía para tener un gran país. Ya entendieron que no son los Tenientes
Coroneles, abusadores, los pillos de camino de edulcoradas doctrinas importadas,
no y más no.
Iremos
con todo gusto al Bakery de mi amigo Bobby, porque así llaman por aquí a las panaderías,
bakery; y disfrutaremos de un auténtico golfeado venezolano, hecho
perfectamente por un “gringo”
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