PUNZO PENETRANTE

PUNZO PENETRANTE

            Todos sabemos y además conocemos de sus correosas actitudes y modos. Son maleables y resistentes, porque para chuparse un evento del gobierno en estos tiempos de asco, de sucio, de negatividad en todo término, con el único objetivo de salir en la correspondiente foto que pueda abrir el compás para ser susceptible del nimio contrato, pues, requiere de cierto desparpajo, un secreto desparpajo y a la vez valentía para aguantarse a tipos como yo que he perdido toda vanidad y se los diría en público, frente a sus hijos si es posible, frente a sus afectos, a viva voz en cualquier sitio donde haya bastante gente que volteen ante mi chusmería que me divierte, si, ese ejercicio me divierte y mucho. Luego le doy la espalda y la persona impávida, en una sola pieza a punto por supuesto de resquebrajarse, quisiera morir en el sitio, ante la mirada asombrada de su familia que no sabe qué hacer. Déjenme decirles porque: No podrá llamar a la policía, porque ni siquiera digo una sola palabra vulgar. Uso adjetivos que probablemente no entienda el ladronzuelo, tales como lambarero, murciglero, provecto pillo, nóctulo infame, ochavado sin alma y otros poco más fuertes, pero él sabe muy bien que le estoy mentando a su madre, realmente todos lo saben y me encantaría que algún policía de Miami me interrogara y me obligara bajo juramento repetir los prenombrados adjetivos y me reiría mucho, a carcajadas, mientras el pseudocomunista  acomodaticio me mira con odio.

            Mi amigo, muy admirado y a la vez alcalde de la ciudad del Doral, una suerte de gueto venezolano, una ciudad donde viví algunos años, en la prensa local de la ciudad de Miami, donde aún vivo, ha dicho algo que me ha hecho sentir orgulloso y a la vez conteste con el divertido ejercicio que describí en el párrafo anterior: “No queremos los dineros de Ustedes Chavistas” palabras más palabras menos de Juan Carlos Bermúdez.

            Ya hemos escrito en este espacio muchos post al respecto. Más de diez largos años denunciando con disciplina y espero que también con humor. Es algo encantador para mí, que a Usted mi apreciado lector le puede dar luces sobre lo aburrido que soy.

            Claro que no solo no queremos sus dineros, es que no los queremos a ellos, a los saqueadores, a los ladronzuelos nocturnos de la prosperidad, del crecimiento. No queremos a esos tontos que piensan en los Estados Unidos como el sitio donde vivir bien con lo robado, después de que desfalcaron impunemente su propio país, después de que asaltaron los hospitales, negociaron con la guerrilla colombiana y el narcotráfico, no, no los queremos ni a ellos ni a sus familias cómplices y silentes, pero que disfrutan del botín como si fuera producto de un arduo esfuerzo intelectual y laboral.

            Felicito a mi amigo alcalde, me alineo con su pensamiento y acción en esta materia, porque más pronto que  tarde el juicio de Núremberg, se quedará corto ante las cortes internacionales.