EL COLAPSO
DE ONDA
Así
lo ha determinado el alumno y colaborador de Sigmund Freud. Lo llamó “El colapso
de onda”, me refiero a Carl Gustav Jung y es algo que a todos nos ha pasado.
Algunos como yo lo hemos diagnosticado, otros no saben que es lo que les pasa,
por desconocerlo, tal vez por ignorarlo pero es esa falla en alguna parte de
sus emociones. Es exactamente en la balanza entre la carga emocional y la
resistencia, también emocional. Déjenme que se los explique mejor:
Nos
vamos cargando: el trabajo, el hijo irrespetuoso que se las sabe todas, el
dinero que no alcanza, el despido intempestivo del empleo, la falta de proyectos
y planes, la ruptura matrimonial, ¿Qué más da?, pueden agregarle la que deseen
y la que más les afecte, contra el hecho de permanecer y parecer fuertes por
mucho tiempo, es esa resistencia a la que nos sometemos, es esa apariencia férrea,
titánica, sólida que no es cierta, hasta que ¡ya!, el cuerpo cede, se entrega,
se deprime con sus síntomas y signos que si no son detenidos pueden
desencadenar una enfermedad, indeterminada, todo depende de él, del cuerpo
obedeciendo a la psiquis. Hasta aquí el problema porque ahora vamos con las
soluciones, porque si no lo hiciera, fuera yo mismo parte de él.
Jung
no se conformó con las teorías de Freud y siguió investigando y las
conclusiones, palabras más palabras menos es que nuestra psiquis le hace caso a
la percepción y al ser ella, es diferente de la realidad (real, valga la redundancia)
y al haber esa dicotomía, pues hace su entrada triunfal el enemigo “incertidumbre”
que como entenderán no se corresponde, no se compadece ni obedece al “mapa
previo” de nuestra percepción y nos resistimos hasta colapsar. Todo esto no
hace vibrar en baja frecuencia con un bajo PRF (frecuencia de repetición de
pulso) y un bajo PW (ancho del pulso) ondas bajas, pequeñas, disminuidas por
nuestro estado de ánimo y emociones, pero no todo es malo, porque al entender
lo que nos pasa podemos reaccionar aumentando nuestro espíritu de aventura y exploración,
si entendemos que el éxito está al otro lado de la pared del miedo. Podemos
aumentar el aprendizaje, cuando nos persuadimos que educándonos, preguntando
llegaremos a Roma y acortaremos caminos tortuosos. Aumenta por ende la
creatividad para encontrar el tesoro oculto de la adaptación.
La
medicina, sin efectos colaterales, sincrónica, adaptable a cualquier cuerpo,
sin restricciones en la dosis es la “meditación”. Yo lo he puesto a prueba a
diario y el tema me apasiona y coloniza, porque me conecta con la fuente de la
tranquilidad y me hace ver los problemas en su justa dimensión cuando me obliga
a entregarme, a expandirme, a relajarme.
El
rezo del rosario posee características similares al poner nuestra atención en
las cuentas y en la repetición.
No
se permitan colapsar, allí tienen la medicina, está disponible y no se compra
en la farmacia, porque morir sabemos todos, pero es imperativo aprender a
vivir.
Buena dosis de píldoras mi querido amigo Bernardo, tal cual TIP's (tópicos de interés prioritarios) para canalizar los trastornos sicosomáticos derivados de lo incierto: la peor de las sensaciones y de los enemigos. Su más nítida vivencia son los retorcijones de estómago. Ahora, en condiciones de un entorno abiertamente hostil, disponer de objetivos y planear cómo alcanzarlos no es suficiente. Como lo imperante es precisamente lo desconocido, lo que sucederá y lo que el otro hará, ante una capacidad de destrucción y hostigamiento que persigue la sumisión incondicional, resulta insoslayable ¿qué podría pasarnos? ¿qué se propondrían hacer para impedir que logremos lo deseado? Pues, en tal juego, no queda de otra que recurrir al librito y es, lo que poco se hace: identificar razonadamente esos eventos, evaluar, valorar y disponer de una respuesta o combinación de ellas, en el marco de las capacidades propias ante la inminente presencia de tales acciones. Reduciremos razonablemente los niveles de incertidumbre? Siempre será mejor estar preparados para reaccionar de la mejor manera que tenemos y podemos, no sin asegurarnos que tales respuestas atienden a una arquitectura sistémica de controles para la cual hemos de educarnos, capacitarnos, adiestrarnos y entrenarnos con la frecuencia que resulte pertinente. Me encantó leerte sobre este tema Bernardo. Que sigan los éxitos.
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