MUERTE EN LA
SALA DE ESPERA
Si,
ciertamente, este trabajo es infame, además mi jefe es un arbitrario, me
maltrata, con frecuencia me ha insultado, abusa en las horas extras que además no
me paga y para colmo, me grita delante de todos.
El
sistema no funciona, podría decir otro aparcero, esto va de mal en peor y además
la paga es miserable.
Cuando
le digo a mi supervisor los problemas, simplemente me ignora, no hace nada, me
siento como si le hablara a una pared, pero de concreto, de las más duras, es la
persona más elusiva que he conocido en mi vida, no quiere responsabilizarse por
las personas que dependen de él.
Estos
diálogos anteriores son mas comunes de lo que pensamos, pero ese no es el
problema, lo que si lo es, la cantidad de personas que están dispuestas a
seguir murmurando, a seguir en
desacuerdo con el sistema, con el trabajo que tienen, pero sin hacer nada,
hasta que fallezcan en la sala de espera de la vida, donde de paso, muere la mayoría.
Me
da mucha risa, pero todos arguyen que montarían el negocio tal o cual, si
tuvieran el dinero para hacerlo y todo sin conocer la historia de Walt Disney,
otros pueden decir que es la vejez la que los detiene y podríamos seguir llenando
estas líneas de llanto y excusas y a mí en lo personal no me interesan, pero a
lo que vamos que no puedes dar lo que no tienes, además no puedes construir si ni
siquiera lo imaginaste y no podrás proyectar lo que no sabes que deseas.
El
sistema nos ha obligado a colorear dentro de los limites de la raya en el
cuaderno que otro hizo para nosotros, el sistema educativo te regaña si acaso
tienes una respuesta tan inteligente que tu maestro no la entiende. Te castiga
si eres tan desenfadado como Newton o Copérnico y pones en duda lo que te enseñan,
de manera que, a esta edad, me temo que lo lógico, lo inteligente, lo correcto
es dudar, es sublevarse, es encontrarse, colidir contra la corriente para poder
triunfar.
Hace
muchos años en mi primera y última clase como profesor de la Escuela de
Postgrado de la Armada, le dije a mis alumnos que no se justificaba morir por
la Patria, lo que sí, era que los hijos de puta enemigos murieran por la suya,
por eso estudiábamos operaciones navales y táctica.
El
director me llamó alarmado y yo tan solo le dije que no era tan brillante, que
esas eran palabras exactas del General George Patton. Yo lo entiendo, el animal
del director de nombre Cemeco López quien llegó a ser un Vicealmirante del
gobierno de Chávez, no estaba preparado para entender la practicidad la realidad
que le explotó en su vida como una granada.
Mi
idea no es criticar el pasado, sino advertirle sobre el futuro, rompa los
esquemas, sea valiente y consulte, pregunte, piense, ilústrese, lea y cultívese,
para que no muera de mengua en la sala de espera de la vida.
Bernardo Jurado
es escritor y CEO de Jurado Grupo Editorial, para escritores consagrados y
noveles.
No comments:
Post a Comment