LOS HIERROS
DE LA TRAGEDIA
Cuando
llegué a mi oficina estaban montando una especie de tarima en los jardines contiguos.
A las nueve, o sea, dos horas después, podía escuchar la música americana en mi
despacho, a lo lejos, menguada y decidí salir a ver y estaban los marineros
uniformados tocando cual maestros; si, los marineros de la US Navy, porque
estamos en la semana de la Marina Americana y llegó a nuestro puerto en la
ciudad de Miami el USS New York y la inmensidad de lo que tras él se encuentra,
¡esta nación completa!
En
la tarde llegó el inspector del Condado, mi amigo Greg, quien me comentó sobre
el gigante gris; y eran las dos de la tarde y hablábamos amenamente del
trabajo, de las inspecciones a los elevadores a quienes cuidamos como si de un
mecanismo de relojería se tratara, porque de ellos ha dependido la evacuación de
más de cincuenta mil personas en media hora y luego de revisar papeles juntos,
de chequear que el sistema burocrático esté rodando correctamente decidimos ir
a ver al inmenso buque.
El
USS New York es el producto de la tragedia de Septiembre 11, cuando unos
estúpidos confundidos decidieron estrellar dos aviones contra las torres
gemelas de esa ciudad llamada la capital de mundo y murió un número aún
indeterminado de personas, pero como hacen los Estados Unidos de América, pues,
se levantan de entre sus cenizas y tomaron la mayor cantidad de los hierros de
las inmensas torres, los fundieron y construyeron esta nave que nos visita.
Está
totalmente bien mantenido y su puerto base es el querido Jacksonville que los lugareños
llaman JAX y me recibieron con amabilidad y saludé al pabellón americano viendo
hacia popa. Levanté mi mano derecha y la llevé a la visera de mi gorra civil y
cuando la bajaba comenzó el “deja vu” y me di cuenta que estoy retirado, que ya
no pertenezco a ese mundo, que no estaba uniformado, que soy venezolano y no
estadounidense, pero lo dejé pasar.
Cuando
entramos, los pisos en azul, como mis buques, las paredes llenas de cables de
equipos de control de averías, de simbología de seguridad, de escotillas, como
mis buques; y el olor, ese olor de mis buques y decidí entregarme y convertir
el “deja vu” en una realidad, es como una fantasía sexual que al hacerla
realidad deja de ser fantasía y el sub
oficial (Chief) que me atendía me trataba como somos nosotros, con un amable
respeto de fondo y hacíamos chistes profesionales y me llamaba “Captain” y mis
preguntas no se hacían esperar ni tampoco se agotaban.
Qué
carajo, hoy volví a disfrutar de los olores y sabores del pasado, pero por un
rato, porque estoy empeñado en ver hacia el futuro, hoy estuve a bordo de un
bello buque de guerra, moderno, impecable, digno representante de esta nación a
la que amo como mía, si, un buque construido con los hierros de la tragedia del
Septiembre Once.
Muy bien escrito...sencillo pero muy profundo...son los momentos en los cuales el pasado nos pasa por la mente en cuestión de segundos...agradecido a Alberto Shadah-H
ReplyDeletealshaven@gmail.com por enviármelo... No desmayes...Nunca...
Gracias por hacernos anhelar querer sentir y vivir ese "Deja vu". Si no senos passvel tiempo volveremos a sentirlo en una nave nuestra.
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