EL ABOGADO
DEL DIABLO
Yo
sé quién es. Corrijo, al menos conozco a uno de los abogados del diablo y
seguramente Usted también sabrá, tan solo por las amistades que le acompañan en
las tropelías que ha hecho bajo la oscura sombra de la maldad, del dolo, de la
intriga, del manejo irregular, como todo lo que hace el Diablo.
¿Es
que Usted no cree en el Diablo?; pues, yo se lo voy a presentar, o mejor dicho,
le voy a presentar a quien lo representa.
La
Iglesia Católica lo llama en latín “advocatus diaboli” y es el procurador
fiscal en los antiguos juicios o procesos de canonización, pero este nada tiene
que ver con procesos de santidad, al contrario.
Ha representado a los grandes ladrones, ha hecho
por ellos lo impensable, ha dejado la ética muy atrás y no ha robado carros, de
ninguna manera, lo que ha hecho es robarse un concesionario completo.
Luisa
Ortega Díaz, ex fiscal y que hablando de santos, tampoco es santa de mi devoción,
le ha acusado de ser el verdadero, el original, el inimitable testaferro de
Nicolás Maduro y casi con total seguridad podría afirmar que Usted nunca
escuchó que el mofletudo tontorrón tuviera uno, porque es aquí donde se
enterará: en cada una de las fiestas que los Estados Unidos se encarga de
investigar donde aparecen personajes siniestros como Adrián Perdomo Mata,
Presidente de Minerven en la comercialización del oro y sancionado por este
país, ¿a que no adivina?; está “El abogado del Diablo”
En
la comercialización y estafa de las cajas CLAP, pues, también, sirviendo muy
bien a oscuros personajillos como el Gobernador de Vargas el General García
Carneiro ¿y quién creen Ustedes que se encarga de la legalización de lo ilegal?
Si, el mismo: “El abogado del Diablo”
Representa
desde la maldad a nada más y nada menos que a Piedad Córdova, que si lo desean podríamos
ampliar la información sobre quien es, pero esta mulata indeseable, grotesca,
comunista y guerrillera que para colmo de males es una senadora de la bella
Colombia es el casi público enlace de las operaciones de las FARC y
probablemente el ELN.
En
la Iglesia, el oficio de este abogado, casi siempre clérigo y doctorado en
derecho canónico, era objetar y exigir pruebas en la documentación aportada a
la causa de los santos.
En
la Venezuela actual, el oficio del abogado Amir Nassar Tayupe es precisamente
lo contrario: ocultar, esconder, mimetizar las pruebas en la documentación aportada
a la causa de los culpables de dolo, robo y saqueo.
Cada
vez que investigo alguna irregularidad en la satrapía de mi país, me sale
repetitivamente este nombre: Amir Nassar Tayupe, quien también es abogado del “Fondo
global de la construcción”, por donde se le hacen llegar y se cobran los
dineros de este gobiernucho con la guerrilla colombiana.
Que
Dios nos agarre confesados, ante estos millonarios de la oscuridad, quienes
realmente son abogados, pero a diferencia de la Iglesia, defienden al Diablo.
Bernardo Jurado es el autor de: "La fragancia de la rebelión" a la venta en Amazon
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