LA BARDA
DEL CORRAL
Se
han soltado los odios, no tengan duda alguna. Realmente ellos no existían en el
país, pero de eso se alimentan las revoluciones comunistas, de la división, de
la diferencia de clases, de credos y ahora de estatus.
Ella
me temo que no ha sido nunca una mujer bonita, al menos para mi gusto que
infiero no es muy exigente en materia física femenina, pero si en la
intelectual, aunque debo confesar sin empaches y a favor de las damas que han
pasado por mi vida, que todas sin excepción han sido bellas, elegantes, finas y
algunas inteligentes, allí si debemos hacer el hueco a la dona.
Pero
María Gabriela Chávez, la niña de los ojos de su papá Hugo Rafael, monarca
absoluto y abusador cual Enrique VIII del siglo XXI, tal vez por joven, morena,
mejor mulatica, con muchas horas de vuelo en peluquerías que alisaban cabellos,
tapaban uno que otro defectico, perfumaban sus pliegues, podía pasar de una
manera un poco bajo normal, pero le han visto salir de un restaurant en New
York, donde la mandaron no a prestar un servicio diplomático del que
sospechamos nada sabe, sino para darle los años dorados que la revolución sugiere
por los inmensos servicios de su padre a la revolución cubana, la nicaragüense,
boliviana, argentina y de cuanto bicho endoesquelético se encuentre en la fauna
de los pilluelos saqueadores, pero si, la han visto desmejorada y sus millones
nada pueden hacer con esa infame cárcel que le ha impuesto el gobierno
americano de tan solo poder moverse hasta veinticinco millas a la redonda de la
sede de las Naciones Unidas, pobrecita, con tanto billete y no puede ir ni
siquiera de luna de miel al bello Boston, o al vecino New Jersey, ni hablar de
Washington y sus museos o los restaurantitos de Dupont Circle, ¡que vaina tan
seria!
Como
bien lo dijera el bardo cumanés Andrés Eloy Blanco, “no se le debe cobrar al
hijo las faltas del padre ruin”, pero es que el odio, el hambre, el robo de los
dineros, de la moral y del futuro han sido tan grotescos y tan autorizados, que
hasta ella disfruta de una fortuna que si gastara un millón de dólares al mes,
seguramente seguiría muy cómoda hasta que la muerte la separe.
La
vida, en la tarde, siempre nos deja saber cuáles son los linderos de la barda
del corral donde nuestras acciones nos han metido; y eso nos pasa a todos sin excepción
y hay corrales amables, bonitos, sabrosos y es que hasta el tiempo y la salud
nos muestran esas bardas que nos limitan y uno de ellos, de los más conspicuos protagonistas
de lo que digo fue precisamente Hugo Chávez, hombre joven, enérgico, dueño de
la vida y la muerte de treinta millones, megalómano, abusador, arbitrario,
absurdo, egocéntrico, ladrón y resentido, que la providencia le cobró con su
salud el robo industrializado a un país que era decente.
María
Gabriela está muy desmejorada físicamente, porque la vida, (no la de ella) la
de las víctimas de lo que ella defiende y disfruta, le han mostrado las bardas
del corral de donde no podrá salir.
Bernardo Jurado es el autor de: "La fragancia de la rebelión" a la venta en Amazon
De tal palo tal astilla. Qué pena que,en el caso de María Gabriela Chávez, el palo fue de gallinero.
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