EL EFECTO
NEWTONIANO
Ya
saben quién es él. Uno de los más influenciadores científicos de todos los
tiempos e infiero que como todos los genios un poco incomprendido, porque también
fue matemático, astrónomo, teólogo, filósofo y todos nos preguntamos: ¿Cómo comprender
a un tipo así?
A
otro Isaac que no era Newton. Poco más reciente, nacido en 1920 en Rusia pero
nacionalizado norteamericano y mejor conocido por sus trabajos de ciencia ficción
y literatura popular, llamado Asimov, le llegaron a preguntar: ¿maestro y que
se siente saberlo todo?
Hace
más años de los que puedo recordar, estudiaba en la universidad, un postgrado y
en esa búsqueda sin cuartel que siempre me ha distraído, me llegó como nombre
una teoría que precisamente citaba a Newton, por cuanto una causa, crea un
efecto, excepto en el comportamiento humano y paso a explicarlo mejor con un
ejemplo un tanto ramplón pero ajustado a la verdad: si alguna persona le diera
una cachetada, sonora, dolorosa, agresiva y llena de rabia, ¿Cómo reaccionaría?
Seguramente más de uno dirá que se la devolvería, pero tenga cuidado porque no
siempre debe ser así. Fíjense que más de un desquiciado tomaría su teléfono móvil
y llamaría a la policía aquí en Estados Unidos. Otro podría decirle “gracias”
porque me ha quitado Usted el sueño de la mala noche de ayer, otro tal vez se pondría
a llorar desconsoladamente. La verdad es que en el humano una causa no siempre
da como resultado el efecto deseado y de allí la paradoja de darle ese nombre “efecto
newtoniano”, pero vayamos al punto que se acaba el papel: El Presidente Juan
Guaidó parece discípulo de esta corriente. Ha sorprendido con maestría a los
pillos que todas las trampas saben. Estos, cierran en su desesperación una
puerta y él le sale por la ventana y de paso les saluda. Es lo que llamaría el
autor Napoleón Hill, un hombre decidido a vencer y de paso con la mayor de las
armas la cual es la inteligencia, un individuo con una fe irrefrenable, con un
excepcional sentido de la oportunidad, con madurez política demostrada y con
evidencia aplastante, muy bien asesorado.
Ponen
sendos camiones y contenedores en la carretera hacia Cúcuta para que no entre la
ayuda humanitaria y hoy aterriza un avión procedente de Puerto Rico en el corazón
del país, nada más y nada menos que en el aeropuerto de la ciudad de Valencia
en el Estado Carabobo y ya el enemigo no piensa, no puede, porque entre el
sentido de supervivencia para ver hacia donde huye y un grupo de inteligentes
jugando al ajedrez más fino, pues, están confundidos, despistados, desesperados.
Insisto,
mantengan la calma que vamos muy bien, nadie podrá contra tanta adversidad y
tino. Ya han aprendido y estudiado al enemigo por veinte largos años y a estos
se les ha olvidado quienes son ellos mismos. Las traiciones les explotan muy
cerca y no tienen otra opción que remitirse a la máxima de Julio Cesar: “Amo la
traición, pero odio a los traidores”, pues buenas noticias: entre ellos, el
odio es el modus vivendi.
Excelente!!!!!
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