ENTRE LA
MENOPAUSIA Y EL MEDICARE
Sí,
es un buen sitio ese. Es la edad encantadora entre la madurez y la experiencia.
Ya no hay tonterías, ya no hay arrogancias ni falencias del ego, porque ¡ya
casi no hay tiempo!
El
que busque el punto G, por debajo de la cintura, pierde indefectiblemente su
tiempo, porque allí no está.
El
que quiera sexo candente, lujurioso, escandaloso también lo pierde, porque esa
es solo una pequeña parte de lo que paso a explicar.
Las
discotecas y sitios con mucho ruido siempre los consideré mis enemigos por
cuanto al no ser un individuo con atributos que algunas damas pudiesen
determinar cómo atractivos, pues, lo único que me quedaba era hablar y eso,
creo que si lo hago con cierto éxito. Una gran ventaja competitiva esa de poder
tener ciertos contenidos subyugantes, porque ellas son complicadas y los príncipes
azules somos de varios tonos y paso a explicarlo mejor: el lenguaje óntico mas
no el del devenir las sublima, las transporta, las narcotiza, porque ellas son más
inteligentes que nosotros los hombres y como se ha atrevido a decir un procaz
amigo: “yo no la quiero inteligente sino que este bien buena” y yo me retiro,
porque es muy triste salir con una tonta sin nivel de conversación, sin
capacidad de humor que al final del día se traduce precisamente en inteligencia
que a la vez es la capacidad de resolver el tamaño problema en que a veces se
transforma la vida.
Ahora
mismo manoseo un libro del escritor judío y por judío también brillante Aby
Palatnik, sobre la tercera edad, vamos a editarlo próximamente y posee un capítulo
que lo he bebido con el apuro del último whisky, titulado “El sexo a los
sesenta”, ¡que bella edad será esa! Porque tiene sus encantos solo dados a la visión
selectiva de las personas que somos felices. ¿Saben qué? Cada edad posee un
ángulo de encanto con respecto a la anterior.
Las
damas que ahora están entre la menopausia y el medicare, esas si saben de la
vida y del vivir. Esas si saben del reír y por supuesto del llorar y escogen la
primera opción o perecen en solitario. Las damas entre la menopausia y el
medicare viven lo mejor de sus experiencias y jamás dejan para mañana el trago
que pueden tomarse hoy, pero como nada es perfecto, no están buscando al que
mejores abdominales tenga, ni el que posea el mejor tono muscular, el cabello más
frondoso o el que vista a la moda, ¡eso ya paso!
Buscan
al que les consiga el punto G, que queda muy cercano al oído, a la imaginación,
a lo sensorial sin tacto, a los olores evocantes de un pasado que huele a un
mejor y cercano futuro poético y sublime que las haga sentir jóvenes y
atractivas, porque ellas saben que ya lo son, pero quieren que se los digamos.
Yo
no sé porque escribo todo esto, solo puedo decir, de acuerdo a mi experiencia
(que no es poca cosa) que no hay mayor encanto ni mayor caricia a la inteligencia
que una dama exactamente entre la menopausia y el medicare.
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