Si,
te lo dicen bajito, lo sientes cerca del oído. A veces es inaudible pero puedes
sentir lo que tal vez sea su aliento. Los comunistas son los más capaces en
escuchar los susurros de los fantasmas, aunque con frecuencia se hagan los
sordos.
En
el estudio, allá en Méjico, había silencio. El escritor estudiaba el manuscrito
del fastidioso aprendiz, que había simulado que su opinión era algo importante.
Él en su escritorio sentado y el otro de pie a su lado. Pasadas algunas páginas
el supuesto aprendiz sacó debajo de su chaqueta lo que bien podría ser una
especie de pico de escalar en hielo y lo clavó en el cráneo del odiado
escritor, al menos dos veces y Trotsky cayó mientras el muy cobarde huía, fue
Ramón Mercader de quien les invito investiguen o mejor aún disfruten de una
historia bien hilada y contada de la pluma de Leonardo Padura en su obra “El
hombre que amaba a los perros”.
Ya
he escrito que nos hemos visto (Padura y yo) un par de veces, pero en la
segunda oportunidad le pregunté: ¿es cierto lo de la relación sexual entre Trotsky
y Frida Kahlo? y me contestó: absolutamente, yo tengo copias de las cartas
originales.
No
es Lenin, ni Mao, ni tampoco Stalin ni el Che Guevara ni más recientemente
Fidel Castro los fantasmas que susurran a los oídos, no y terminantemente no
son ellos.
La
revolución bolchevique asesinó a más de setenta millones de personas, por decir
lo menos y recuerdo al insigne locutor Armando Pérez Roura, la primera vez que
me entrevistó en Radio Mambí 710 AM, que comenzó su programa diciendo los
nombres de las personas que habían sido fusilados por la revolución cubana ese día
y nombró a más de una docena de mártires.
Ya
los venezolanos tenemos a los nuestros, a nuestros muertos, a nuestros mártires
y lamento que esto pareciera un requisito revolucionario, ¡el tener muertos!
Esas personas muertas
violentamente, muertas por haber cometido el delito de querer libertad, esas
que se enfrentaron al monstruo que mató al mismísimo Trotsky, son los fantasmas
que ahora mismo susurran al oído de Nicolás Maduro, son esos que le asustan, le
incomodan, le importunan, porque no le dejan dormir bien, no se lo permiten.
Las revoluciones son
tan absurdas, tan fuera de lugar, tan fanáticas, que terminan matando a sus más
conspicuos adeptos y líderes o ¿es que acaso no han escuchado que Hugo Chávez
vino muerto de la Habana?
Todo comunista tiene un
pensamiento delincuencial, larvario y violador de la ley, por lo que ellos
llaman su causa. Una causa sin alma, sin religión, sin creencia, excepto en la
lenidad y en el reclamo de derechos que asumen se han ganado para holgazanear.
Los entiendo, el
capitalismo no les gusta porque tienen que trabajar muy duro y de manera
individual o el sistema los rechaza, los aborrece y excluye, mientras que en el
comunismo todos están dentro de la olla de presión donde les cocinan la
dignidad.
Presten atención que
los fantasmas les están susurrando al oído.
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Muy acertado. Y sin embargo, todavía tenemos que tolerar a quienes continuan con ese romanticismo del comunismo y el socialismo. Son amores de prostitutas....
ReplyDeleteCon las consideraciones que ellas se merecen!